PORTELL, s. XIX (guerres carlistes) |
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Primera Guerra Carlista o "dels 7 anys": 1833 1834 1835 1836 1837 1838 1839-1840 localitz. 1ª Entreguerres: ("guerra del Groc"): 1841-1843 1844-1846 localitz. Groc Segona Guerra Carlista o "dels matiners": 1846-1849 Entreguerres: 1849-1868 1869-1872 Tercera Guerra Carlista: (1872-1876) 1872 1873 1874 1875 1876 |
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ANY |
REFERÈNCIA BIBLIOGRÀFICA |
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1833 |
Setembre, 29. Urcelay ens fa una cronologia de les guerres carlines: 29 de Septiembre.- Muere Fernando VII. Su esposa María Cristina es nombrada Regente mientras dura la minoría de edad de Isabel II, que es proclamada reina el 24 de Octubre. (pàg.21) [URCELAY ALONSO, Javier (2004): El Maestrazgo Carlista. Una visita a los escenarios y lugares de las Guerras Carlistas del siglo XIX. Editorial Antinea. 3ª Edición. Vinaròs.] |
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1833-1840 |
Octubre, 2. Primera Guerra Carlista o Carlina: La Primera Guerra Carlina o Guerra dels Set Anys fou el conflicte civil que va esclatar a Espanya quan va morir el rei Ferran VII i la causa de la seva successió, perquè els absolutistes no acceptaven la seva filla Isabel II d'Espanya, declarada hereva en virtut dela Pragmàtica Sanció de 1830. La rebel·lió va esclatar el 1833 i va afectar principalment el País Basc, Navarra, Catalunya i el Maestrat. És la primer d'una sèrie de confrontacions anomenades genèricament Guerres Carlines. [...] La rebel·lió va esclatar després de la convocatòria de les Corts el 20 de juny de 1833 quan el pretendent don Carles, refugiat a Portugal, es va negar a jurar lleialtat a la seva cunyada Maria Cristina de Borbó-Dues Sicílies. L'1 d'octubre, don Carles, amb el suport de Miquel I de Portugal, va signar a Abrantes un manifest pel qual reinvidicava el seu dret al tron. En la pràctica, la rebel·lió va començar el dia 2 a Talavera de la Reina quan els voluntaris reialistes locals van proclamar Carles rei d'Espanya. El manifest del 2 d'octubre va iniciar una sèrie d'insurreccions de guerrillers, exmilitars i voluntaris, assumint en molts casos el control del govern municipal: així va ser a Logronyo (controlat el 7 d'octubre) o a Burgos, on l'antic guerriller Jerónimo Merino va recórrer el territori cap a Sòria i va arribar a les poximitats de Madrid. A Catalunya, el primer aixecament a favor de Carles V va ser fet per Josep Galceran i Escrigàs a Prats de Lluçanès el 5 d'octubre. [...] A Morella, es va proclamar rei a Carles V el 13 de novembre, tot i que va ser ocupada per forces liberals el 10 de desembre. [...] La guerra gairebé es va donar per acabada al nord amb el conveni de Bergara (també anomenat 'abraçada de Bergara') el 31 d'agost de 1839, que establia el respecte als furs bascos, però que no fou acceptat a Catalunya ni al Maestrat (sí que es van sotmetre les partides carlines de Galícia, Extremadura, Astúries i La Manxa). L'exèrcit liberal, en poder concentrar totes les forces militars en un sol front, va poder ocupar, finalment, el territori de Cabrera, tot obligant-lo a marxar sobre Catalunya. [...] Finalment, amb l'entrada d'Espartero a Berga el 4 de juliol, Cabrera va haver de passar a França el 6 de juliol de 1840, cosa que va suposar el final simbòlic de la guerra. [...] [ca.vikipedia.org - Primera Guerra Carlina. Consulta del 05.01.2025) |
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1833 |
alguns militars d'aquell any eren:
SEGUNDA BRIGADA. Jefe: Ayudantes de
Subinspector: Batallones: Castellón de la
Plana. Villarreal. Vall de Uxó. Peñíscola. Torreblanca. Onda. Morella. Benasal. Vall de Almonacid. Segorve. [sic] Jérica. Villar del Arzobispo. Liria. Escuadrón de Villarreal. TERCERA BRIGADA. Altres són: Codoñera. Mirambel. Morella. [ESTADO MILITAR DE ESPAÑA, AÑO DE 1833. Imp. F. Madrazo. Real Imprenta de Madrid.] google.es |
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1833-1840 |
Octubre, 2. Primera Guerra
Carlista o "Guerra dels Set Anys".
A Morella, iniciada el
dia 13 de novembre de 1833 i finalitzada el 30 de maig de 1840 amb
l'ocupació de dita ciutat pels Exèrcits Reunits al comandament del General
Espartero. Manuel Salvador destaca la dificultat que porta estudiar aquestes guerres a la nostra comarca dels Ports, ja que figura als papers oficials baix el nom de "Guerra de Aragón", encara que des del segle XIII pertanyíem a l'antic Regne de València. Cita Salvador algunes publicacions interessants fetes per persones que van viure la guerra: "Vida y hechos de Cabrera", publicat per "Un emigrado del Maestrazgo" (València, 1839). -buscar- "Vida y hechos de los principales cabecillas facciosos de las provincias de Aragón y Valencia desde el levanatamiento carlista de Morella en 1833 hasta el presente", publicat per aquest mateix "emigrado" (València, 1840). [books.google.es) "De Grumete a General o Tigre del Maestrazgo", publicat per un vinarocenc: Ayguals de Izco (Madrid, 1846). [books.google.es] -revisar- "El Caudillo de Morella", publicat pel mateix Ayguals baix el pseudònim A.G.T. (Madrid, 1849). -buscar- "Historia de la Guerra Civil", publicat per Antonio Pirala (Madrid, 1853). [babel.hathitrust.org) [SALVADOR GASPAR, Manuel (2014): Síntesis de las Guerras Carlistas. Ports de Morella. pàg.17. Edita Familia Salvador Marín. Vinaròs.] |
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1833 |
Octubre, 30. Data que diu Dámaso Calvo, en la introducció
del seu llibre, que va morir el rei; perquè que sembla que,
en realitat va ser el dia anterior. Las tres de la tarde del 30 de septiembre de 1833 fue la terrible hora de un Monarca que reinó en le suelo español con el nombre de Fernando VII. Hora marcada desde luengos y pasados años, por el destino de los pueblos, para servir de señal al desencadenamiento de las furias. Hora en que estas debían apoderarse de todos los españoles, y exaltando en ellos hasta el más completo frenesí, el fanatismo político, convertirlos en fratricidas y en reos de lesa-nación; hora, por fin, en que la Europa entera iba a contemplar, desde el Pirineo, como desde la gradería de un anfiteatro, la más sangrienta, cruel e infame lucha que de remotos siglos se había admirado. Guerra pérfidamente preparada por quienes sangre íbera no tenían, y de la cual, desgraciadamente sacaron el partido que esperaban viendo regado con sangre de sus hijos el suelo de la hermosa España que tanto han anhelado avasallar y reducir a la impotencia. [...] La guerra civil, este azote terrible y espantoso que separa y convierte en enemigos padres e hijos, hermanos con hermanos, deudos contra deudos, y amigos contra amigos, tenía en España todos los elementos propios a servirla de pábulo; solo faltaba quien la atizase, y esta mano destructora no se hizo de rogar, siendo la política europea quien de ello se encargó, y quien ya había ensayado dos amagos, uno en 1812 [constitució de Cadis], y otros en 1820 [pronunciament de Riego]. La sangre vertida heroicamente en la guerra de la Independencia, nos había asegurado esta contra una agresión extranjera; pero ajenos a infernales amaños, ignorábamos que no solo se conquistan y destruyen las naciones venciéndolas noblemente con la fuerza, sino ignominiosamente haciendo que ellas mismas aniquilen y suiciden su patriotismo en discordias civiles, preparadas en conciliábulos políticos extranjeros durante el pacífico sueño de los que dormían sobre laureles inmortales. [...] Sin fe política ni religiosa, el amor y obediencia de la primera habían desaparecido ante las consecuencias desastrosas observadas en el sistema de gobierno absoluto, y las teorías del constitucional, ensayadas también en España desde 1820 a 1823 para impedir que nuestras colonias volviesen a la obediencia de la Metrópoli, y la segunda no solo se podía decir que estaba relajada, sino que en realidad no la había; las corporaciones religiosas en la generalidad se hallaban compuestas de hombres que habían abrazado aquella carrera sin otra vocación que la de la conveniencia propia y que obraban en consecuencia. [...] [CALBO Y ROCHINA DE CASTRO, Dámaso (1845): Historia de Cabrera y de la Guerra Civil en Aragón, Valencia y Murcia. Redactada con presencia de documentos y datos de una y otra parte. Madrid.] books.google.es |
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1833 |
Octubre, 3. Urcelay ens fa una cronologia de les guerres carlines: 3 de Octubre.- Primer alzamiento de los partidarios del Infante Don Carlos al grito de ¡Viva Carlos V! en Talavera de la Reina, terminado en fusilamientos. Se enciende la mecha de la Guerra de los Siete Años, con levantamiento en los días sucesivos de Burgos, Vascongadas, Navarra, Cataluña, Valencia... Las guarniciones se mantienen fieles a la Regente María Cristina y a su hija Isabel. (pàg.21) [URCELAY ALONSO, Javier (2004): El Maestrazgo Carlista. Una visita a los escenarios y lugares de las Guerras Carlistas del siglo XIX. Editorial Antinea. 3ª Edición. Vinaròs.] |
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1833 |
Octubre, 4-12. Arriba a Morella la notícia de la mort de Fernando VII. Òbviament, també a la resta de la comarca. La noticia del fallecimiento de Fernando VII se recibió en Morella el día 4 de octubre de 1833, y al conocerla pocos dudaron ya que a la muerte del Rey seguiría una guerra civil de imprevisibles consecuencias. El Gobernador de Morella, Coronel de Infantería Don Carlos Victoria dio publicidad a la noticia por medio de un Bando y pudo observar por la reacción de la gente qeu no todos acatarían las disposiciones del difunto monarca. Las fuerzas de que disponía Morella en aquellos momentos estaba compuesta por una compañía de infantería con 70 plazas y cinco soldados de caballería al mando todos del Capitán don Raimundo Fábregas, natural de Tortosa, que había peleado en 1822 a las órdenes de Chambó y que aunque de tendencias realistas las disimulaba para no perder sus charreteras. Además contaba la plaza con el Batallón de Voluntarios Realistas compuesto teóricamente de 600 plazas entre morellanos y gente de los pueblos de alrededor mandados en este momento por D. Joaquín López, que procedía de los voluntarios que a las órdenes de Sampere combatieron contra los constitucionales. Tras diez años de predominio realista, estos se habían consolidado en el poder, mientras que los antiguos constitucionales, ahora liberales, apenas se hacían notar. En Morella existían dos tertulias realistas, a una de ellas, conocida como "la del pantalón", concurrían las personas acomodadas y distinguidas de Morella en casa (de) D. Ramón Cardona, antiguo Guardia de Corps; mientras que la otra, conocida como "de la alpargata", juntaba a los más entusiastas realistas y gente de menor instrucción en casa (de) D. José Mestre, tintorero acomodado. D. Carlos Victoria solía asistir a la primera y sus reflexiones moderaban los arranques de entusiasmo de los jóvenes contertulios,a los que manifestaba que si solo dependiese de él, don Carlos se sentaría en el trono de España, porque las minorías de los reyes solían ser turbulentas y no creía que doña María Cristina pudiese contener a los liberales que tras 10 años de destierro se mostraban orgullosos y confiados en su protección, pero que si el ejército no se declaraba abieramente en favor de D. Carlos, el triunfo le parecía muy dudoso. De diferente modo pensaba el Alcalde D. Vicente Garrigues, que jamás mereció la confianza de las tertulias por ser un fiel cumplidor de su deber. Los realistas morellanos de casa Cardona se pusieron en comunicación con los comandantes de los batallones realistas de otros pueblos que confiaban apoyarían sus planes, e intercambiaban información con los de Tortosa y Villarreal, que respondieron a medida de sus deseos, mientras que los de casa Mestre, con un entusiasmo que rayaba en el delirio, lo hacían con el Bajo Aragón y su capital Alcañiz, en donde sabían se reunían con los de Caspe y Calanda. En esta última tertulia se había designado al Coronel de la Guardia Real don Manuel Carnicer para que comprometiese a jóvenes de absoluta confianza, pero las tertulias de Alcañiz y Tortosa fueron sorprendidas y presos los asistentes con excepción de Carnicer, que pudo ocultarse, y tras reclutar a algunos antiguos guerrilleros, el día 12 de octubre de 1833 aclamó a D. Carlos como rey de España hallándose en su pueblo natal de La Codoñera, y escribió a Mestre a Morella, dándole cuenta y encargándole activase los trabajos antes de que les fuesen recogidas las armas. (continua en data 30 d'octubre) [pp.33-34] [SALVADOR GASPAR, Manuel (2014): Síntesis de las Guerras Carlistas. Ports de Morella. Edita Familia Salvador Marín. Vinaròs.] En les memòries del liberal Mariano Miquel, de Benicarló ens parla de les idees que circulaven pel carrer en aquell moment: Los primeros sucesos de la muerte de S.M. el Sr. don Fernando 7º, se recibieron en el Maestrazgo el 5 de octubre por el barón de Herbés, quien luego que llegó a Valencia tan infausta noticia, marchó con toda su familia a Vinaròs, divulgando por su tránsito este lamentable e inesperado suceso. En vez de llorarse, celebrábase con júbilo tamaña desgracia por los que más blasonaban de acendrado realismo, porque mal avenidos, sin duda, estos hipócritas, con el mitigado gobierno de S.M. y los sentimientos benéficos de la Reina, anhelaban la muerte del Rey para colocar en el trono uno enteramente a su gusto. Con este objeto fascinaban al pueblo contra la legitimidad de la succesión y derechos indisputables de nuestra Reina Isabel 2ª, e infundían recelos y desazón sobre la regencia y gobierno de la Reina Madre. Que el trono de España requería varón, que el orden regular de suceder a él era de masculinidad forzosa, que las mujeres no son idóneas para el mando, y que debían evitarse a todo trance los trastornos y peligros inherentes a la regencia y minoridad tan largas y mujeriles. Así eran las sediciosas especies que se inculcaban, y por desgracia, cundían entre la media e ínfima clase. Al paso que los factores de la rebelión diseminaban en el pueblo tan groseros y perniciosos errores, embaucábanles con las más lisonjeras esperanzas del gran partido y adhesión que tenía en su favor el Infante don Carlos, y de la fuerza y medios poderosísimos de que disponía. El Clero armado con el Pretendiente, el ejército resuelto a seguirlo, los realistas comprometidos [les partides realistes es van formar durant el Trieni Liberal (1820-1823) per tal d'intentar tombar el règimen consititucional que va sorgir de la Revolució de 1820, i restablir el poder absolut del rei Fernando VII], los Consejos supremos a su deferencia, los capitanes generales a sus órdenes, el Portugal todo a su querer, la aristocracia inglesa en su apoyo, el Norte en su plan, y la Francia engañando a la Reina con vanos socorros, garantizaban en su concepto y aseguraban el buen éxito y facilidad de su empresa. Tenían entretanto los corifeos carlistas, los Jefes y oficiales de realistas, sus reuniones y conciliábulos con la mayor libertad y descaro, porque la Policía, tan perspicaza y recelosa, y terrible en otro tiempo y contra otros sujetos, era sumamente comedida, suave y confiada con estos; que recibiendo de los focos revolucionarios constituidos en Tortosa, Morella, Castellón de la Plana y Valencia, las noticias e instrucciones conducentes, iban fraguando y disponiendo el plan del levantamiento simultáneo y general en el Este del reyno. Seducido y entusiasmado el pueblo, dispuestos los realistas, alistados los sediciosos de varios pueblos y concretada la sublevación en fines de octubre, todavía no se resolvieron a efectuarla sus fautores [sic], por carecer de un Jefe de prendas y concepto militar, y de una plaza o punto fuerte que les sirviera de punto de apoyo. Divulgaban que don Román Chambó y don Pedro Portés Valero venían a capitanearles, y que las plazas de Tortosa y Peñíscola se pronunciarían luego a su favor. Conspiraban efectivamente en Tortosa con el designio de apoderarse de la plaza e insurreccionar la orilla derecha del Ebro, pero el gobernador don Manuel Bretón, apatriando a los sospechosos, e intimidando y celando a los desafectos, frustró sus inicuos planes, asegurando la conservación y fidelidad de tan importante Plaza. No presentándose los referidos Jefes designados para el mando revolucionario, y desvanecidas las esperanzas de la conspiración de Tortosa, fijaron los carlistas sus miras en Morella para punto de reunión y base de operaciones, y para el mando supremo de la rebelión en el barón de Herbés [Rafael Ram de Viu], coronel guerrillero, atestado de títulos, condecoraciones, ineptitud, hipocresía, miseria e ignorancia. Animaron entretanto por los confines de Aragón y Cataluña, las despreciables gavillas de Carnicer y de Vallés, que a pesar de sus amenazas y lisonjas, no consiguieron atraer gente alguna de este reino tan predispuesto a la sublevación, porque los decididos a ella se habían comprometido con sus caudillos en no seguir ni obedecer a otros, y en verificar la rebelión solo cuando se les previniera. Discurrían ya por la frontera del reino las expresadas gavillas, y eran públicos los intentos de una próxima sedición, siendo notores que los realistas debían tomar en ella una parte muy activa, y todavía estos disfrutaban las armas, vestuario, municiones y caudales; descuido imperdonable y fatalísima omisión. A primeros de noviembre se mandó que los comandantes de cada batallón recogiesen por compañías el armamento de los realistas, dejándoles el vestuario, y que las armas permaneciesen en poder de los referidos jefes hasta que se les previniesen a donde debían llevarlas. Esta disposición tardía y débil fue eludida con los más frívolos pretextos, y en donde se llevó a efecto, solo fue para trasladar las armas a los jefes, a fin de que estos, al tiempo de sublevarse, las mitigasen a sus secuaces. El desarmamento de los realistas debía haberse ejecutado mucho tiempo antes, y sus armas, así como todas las de los paisanos, debían inmediatamente haberse llevado a las Plazas, dejando solo en los pueblos, bajo la más estrecha responsabilidad de los ayuntamientos, las precisas para la conservación del sosiego público. Hecho esto así con la debida anticipación, ¿cómo se hubieran armado los revoltosos? y no pudiendo armarse, ¿se hubieran sublevado? El levantamiento, pues, se verificó en esta parte del reino porque tuvo todos los medios y connivencia deseables para realizarse. Las armas para la conservación del trono y la pública tranquilidad estaban muy de antemano ya preparadas para la usurpación y el desorden, destinándose a tan incierto intento los gravosísimos arbitrios que tan en daño de su agricultura, industria y comercio sufría resignadamente la miserable España. [...] Al evadirse de sus respectivos pueblos, debían los realistas y sus secuaces llevarse a más de su vestuario y armamento, todas las armas y caballos de los particulares, todos los fondos públicos y cuantos caudales pudiesen recogerse del saqueo de las casas de los liberales. El levantamiento debía ser general y simultáneo [el 12 de novembre]. [...] (continua al 9 de novembre) (pp.138-141) La rebelión ha germinado en todas partes de las mismas semillas que produjeron en 1821 y 1822 las guerrillas contra el sistema constitucional. Entonces, invocano al catolicismo y afecto al Rey, creyose que el móvil de su celo era el amor a la religión y al orden, mas ya se le ahora bien a las claras que lo que entonces, actualmente y siempre compete al partido absolutista es el odio a toda mejora, el recelo de reformas que menoscaben su poderío y comodidades y el afán de satisfacer sus pasiones a costa de los demás. Se es indiferente a esta facción frenética que reine Fernando, Isabel, Carlos o qualquiera otra; pero lo que no pueden soportar es el que gobierne la España quien procure la reconciliación de todos los españoles, la ilustración y prosperidad general, el alivio y justa repartición de las cargas. [...] (p.142) [SANMARTÍN, Adolfo (1991): Vivencias de la I Guerra Carlista: Las memorias de don Mariano Miquel y Polo (1834-1837). pp.131-177. En el Boletín de la Sociedad Castellonense de Cultura (BSCC). Tomo LXVII. Enero-Marzo 1991. Castellón.] castellonenca.com Dámaso Calvo, diu en el primer capítol del seu llibre: El Gobierno establecido en España después de la muerte de Fernando VII, dedicó toda su atención a los primeros ensayos hechos por los carlistas en las provincias del Norte de la Península; creyó sin duda que solo en estas hallaría resistencia a sus órdenes, y a ellas dirigió todos sus cuidados; pero una vez expedido el decreto general para el desarme de los voluntarios realistas que componían en totalidad una fuerza de 200.000 hombres, a pesar de que en la mayor parte tuvo efecto pronto sin oposición de consecuencia, no fue tan generalmente obedecida que impidiese la formación en casi toda la Península de partidas sueltas de los que, temerosos acaso de ser molestados en sus hogares por el solo hecho de haber sido voluntarios realistas, iban a entrar en una nueva y aventurera vida, aumentando el número de descontentos, cuya causa abrazaban impulsados más bien por el uniforme en que la anterior forma de gobierno les había hecho adaptar, que acaso por sus convicciones políticas. Con efecto, la decisión de armar el pueblo con la creación de la milicia nacional en tiempo de la constitución del año 1820 parodiada con la forma de los batallones de realistas después de haberse quitado aquella, hizo comprometer en uno u otro sistema de gobierno de masas del pueblo, que eran acreedoras a otra cosa mejor que a los resultados de estos compromisos, máxime cuando la mayor parte de los individuos que componían estas fuerzas ciudadanas eran padres de familia, honrados trabajadores que debían contar con la protección del ejército que pagaban y sostenían a este fin, y no para tener que armarse cuando ninguna invasión extranjera amenazaba. Pero así había sucedido anteriormente, y llegó a tal en ambas épocas la manía de que todos vistiesen uniforme militar, que para ser peón de albañil era menester haber sido miliciano nacional en su tiempo, o voluntario realista en el siguiente. El encarnizamiento con que se persiguió a los primeros, hizo que los segundos juzgasen les sucedería lo mismo; y ya se ve cuan fácilmente se halla envuelto en las consecuencias de estos hechos, el por qué unos hombres, la mayor parte, establecidos y con oficios o profesiones que les diesen el pan sin tener que mezclarse de la política, se veían mezclados en ella. [...] Muchas de las (armas) recogidas a los realistas fueron entregadas por el gobierno, en lo sucesivo, a otra nueva fuerza ciudadana que creó, con el título de urbanos; supónse la intención de que estos nuevos cuerpos recibiesen en su seno indistintamente el que había sido nacional, al que acababa de dejar de ser realista, o a los que, por su edad o curcunstancias, no habían sido uno ni otro; pero las divisiones de ánimos estaban, por desgracia, más arraigadas de lo que parecían y no solo no ingresaron en dichas filas los desarmados realistas, sino que alguno que en ellas entró, fue mirado por los otros como espúreo sospechoso y demás que sucede en cuerpos formados por el espíritu de partidos. el resto de las armas fue ocultado por sus tenedores y sirvieron para armarse ellos al ocupar un puesto en las filas de los descontentos. Aragón, Valencia y Murcia, eran recorridas por pequeñas bandas compuestas, parte de ellas, por dichos voluntarios realistas, y parte por la juventud fogosa de las villas o lugares que carecían de ocupación o industria por la incuria de los anteriores gobiernos, que les ponían en el caso de despreciar la vida por ver si ganaban más de lo que, para hacérsela cómoda, necesitaban. Eran capitaneadas por jefes que se habían creado en ellas el ascendiente que proporciona el haber tenido alguna graduación militar, o poseer el talento de hacerse obedecer de sus iguales en una posición aventurada; sobresalían entre muchos nombres poco conocidos, los de Carnicer, Quílez, Miralles (alias) el Serrador, los cuales tenían los antecedentes de sus conocimientos militares, habiendo ya hecho en el país las anteriores guerras, pero la situación en que estaban todos en un principio, las redujo a correr y evitar las persecuciones de las fuerzas que el gobierno destacaba en su seguimiento desde las capitales de las provincias referidas. Faltos de recursos necesarios para hacer la guerra, sin plan determinado, y últimamente [por último], sin otro punto de apoyo que el que les ofrecía las asperezas de los montes, y el que los partidarios les proporcionaban (bien por afectos a la bandera que intentaban levantar o por el miedo de que exigiesen por la fuerza lo que era más razonable otorgarles de voluntad), no progresaban; y en Madrid, solo se hablaba de Navarra y sus facciosos, teniendo por de poca monta los avisos dados por los capitanes generales de la inoculación que la guerra iba ejerciendo en los tres reinos mencionados. [...] (pp.1-3) [CALBO Y ROCHINA DE CASTRO, Dámaso (1845): Historia de Cabrera y de la Guerra Civil en Aragón, Valencia y Murcia. Redactada con presencia de documentos y datos de una y otra parte. Madrid.] books.google.es |
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1833 |
Octubre,
12.
Festa del Pilar. Primer pronunciament carlista per la
nostra zona. Va se ra la Codonyera: D. Manuel Carnicer, coronel en situación de reserva en La Cerollera [compte, el pronunciament va ser a la Codonyera] (Teruel) da el primer grito en el Maestrazgo de "¡Viva Carlos V!". Consigue reunir a 22 hombres e inicia, sin contar con nadie más, la sublevación. Inmediatamente se dirige a Morella al tener noticias de que movimientos carlistas estaban efectuando preparativos para el mismo fin. [Nota: Uns dies abans, el 3 d'octubre de 1833, un funcionari de telègrafs en Talavera de la Reina fa el primer crit de ¡Viva Carlos V!, pronunciant-se també a favor de l'Infant Don Carlos. Per aquell crit acaba afusellat.] [SEGARRA CASPIR, Francisco. Los horrores en el Maestrazgo carlista (el desastroso siglo XIX español), pàg. 26. Ed. Antinea. Vinaròs. 2011] |
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1833 |
Octubre, 30 i dies posteriors. Celebració morellana del
soterrament de Fernando VII. El día 30 de octubre de 1833 se celebraron en Morella los funerales por el difunto Rey, y dos días más tarde, se recibió el suplemento del Boletín Oficial que contenía la disposición de la Reina Gobernadora para que se crecogiesen las armas a los voluntarios realistas, dejándoles el uniforme, y la orden por la que se facultaba a los Capitanes Generales a crear el cuerpo de Milicias Urbanas. Estas disposiciones creaban un grave conflicto al gobernador Victoria, porque temía la resistencia de los realistas exaltados y contaba con una escasa guarnición para hacerse obedecer, pero confió con el comandante del batallón D. Joaquín López y se cumplimentó la orden pacíficamente dando a entender a los voluntarios que las armas se ponían en depósito para poder disponer de ellas en momento oportuno, no desobedecer las ordenes del Capitán General y dar cuenta a éste de su cumplimiento; no dando publicidad a la orden de crear la Milicia Urbana porque suponían serían pocos los que se presentasen a tomar las armas. El Comandante López se consideró exonerado y abandonó la población con la excusa de atender sus intereses en otra parte haciéndose cargo del mando del desarmado batallón, D. Cristóbal Feliu. (continua en data 6 de novembre) [pp.34-35] [SALVADOR GASPAR, Manuel (2014): Síntesis de las Guerras Carlistas. Ports de Morella. Edita Familia Salvador Marín. Vinaròs.] |
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1833 |
Noviembre, 6. Els carlins es comencen a organitzar en Morella. Carnicer, con un exiguo ejército, llega a la Venta de la Pedrera en las afueras de Morella, manda un mensaje al tintorero José Mestre, uno de los morellanos carlistas más significativos, y mientras tanto, avanza hasta la ermita de Santa Lucía. Una vez llegada la comisión carlista morellana se trasladan todos al Hostal Nou y allí discuten las actuaciones a seguir. Los morellanos alegan que todavía no está lo suficientemente maduro el pan del alzamiento para ponerlo a la práctica en Morella. [SEGARRA CASPIR, Francisco. Los horrores en el Maestrazgo carlista (el desastroso siglo XIX español), pàg. 26. Ed. Antinea. Vinaròs. 2011] Salvador diu que venen Carnicer i també el baró d'Herbés: Cansado Carnicer de no recibir aviso de Morella y habiendo reunido una partida de 22 hombres, la mayor parte guerrilleros de la época anterior, se dirigió con su pequeña hueste a Morella, esperando que el grito lanzado en La Codoñera (el 12 de octubre) se repitiese con fuerza dentro de los muros de Morella, el día 6 de noviembre, llegó al lugar denominado La Pedrera, donde dejó sus hombres, mandó recado a Mestre para anunciarle su llegada y, con dos compañeros, se adelantó hasta la Ermita de Santa Lucía, al pie de Morella y camino de Aragón, a entrevistares con Mestre. En la reunión manifestó a éste que era ya hora de llevar a cabo los proyectos acordados, pero Mestre le repuso que era menester esperar y, aunque las armas estaban despositadas, disponia de hombres de corazón que sabrían empuñarlas en su momento oportuno. La presencia de Carnicer fue pronto de dominio público, y algún exaltado como José Jovaní (a) Revoltetes, aclamó por las calles a Carlos V, lo que motivó se abriese información por el Alcalde para esclarecer los hechos. La tertulia de Cardona estaba en contacto a través de Valencia con el Brigadier de la Guardia Real D. Tomás (de) Negri y Mendizábal, Conde de Negri de la Torre [germà del famòs Ignacio de Negri y Mendizábal?] que les había manifestado que, aunque habían muchos jefes comprometidos con la causa, había que esperar, pues algunos de ellos se habían batido con los sublevados y recibido honores de María Cristina, y que el desarme de los realistas y la entrega de las armas a los urbanos había causado hondo malestar en el ejército. Este mismo día 6 hizo acto de presencia en Morella el Brigadier don Rafael Ram de Viu y Pueyo, Barón de Herbés y Conde de Samitier, hasta hacía poco Corregidor de Valencia, cuya ciudad había abandonado por temor a los excesos liberales, y que había marchado a Vinaroz para pasar desde allí al pueblo de su baronía, en donde tenía numerosos intereses, y en su vieje, llegaba a Morella, para entrevistares con su administrador; pronto fue visitado por muchos amigos y conocidos, que le invitaron a la tertulia de casa Cardona. En la primera reunión, la conversación recayó, como era natural, sobre la situación creada con la muerte del rey y uno de los asistentes preguntó al Barón qué información poseía. Éste respondió que en las vascongadas y otros puntos aumentaban las partidas, y que en los pueblos de la Plana, tanto en Villarreal, como en Vinaroz, Peñíscola y otros puntos, los realistas se hallaban ansiosos por alzarse, porque decían no querer ser los últimos, y que doña María Cristina sabía que la corona no podía ser para su hija, porque cercada y oprimida por los liberales, firmaba lo que le repugnaba al corazón. Estas palabras contribuyeron a alentar a los que desmayaban y poner en zozobra a los que creían que una sublevación atraería sobre Morella disgustos y sinsabores. Victoria no estuvo presente en esta reunión, pero mantuvo una entrevista con el Barón sin que transcendiesen los asuntos que trataron. El Coronel Carnicer quedó poco satisfecho de la entrevista que mantuvo con Mestre en Santa Lucía y marchó al Bajo Aragón a reclutar gente para engrosar su partida fuera de la jurisdicción de la plaza de Morella, pero perseguido por pequeñas columnas de fuerzas cristinas, se internó en Los Puertos de Beceite y de allí pasó a los pueblos de la Tinanza de Benifazar, ya en el reino de Valencia, y Victoria no podía ver con indiferencia que cerda de la plaza que gobernaba se paseaban los que habían alzado bandera de rebelión, y cumplimentando las órdenes que había recibido del Capitán General de Valencia, Conde de Cuba, envió en persecución de Carnicer a los pocos hombres de que disponía, sin otro resultado que intercambiar algunos tiros y obligarle a regresar a la zona de Beceite. Tras la llegada del Barón de Herbés, las reuniones de la tertulia de Cardona se hicieron más frecuentes y salieron correos para diferentes puntos del Maestrazgo con pliegos secretos. Llegó el día de san Martín, el 11 de noviembre. (continua) [SALVADOR GASPAR, Manuel (2014): Síntesis de las Guerras Carlistas. Ports de Morella. pàg.35-37. Edita Familia Salvador Marín. Vinaròs.] La cosa es va escalfant. El Barón de Herbés llega a Morella, la sangre hierve, los carlistas están delirando ante el inminente alzamiento. Una comisión se persona en la casa del Gobernador Militar Carlos Victoria para pedirle devueltas las armas decomisadas tiempo atrás a los carlistas. [SEGARRA CASPIR, Francisco. Los horrores en el Maestrazgo carlista (el desastroso siglo XIX español), pàg. 26. Ed. Antinea. Vinaròs. 2011] |
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1833 |
Novembre, 9-14 i posteriors. En una web d'ideologia carlina,
llegim un resum de com van anar els fets d'aquell inici de
la guerra: Había pasado más de un mes desde que Manuel María González se levantara en Talavera de la Reina en defensa de la legitimidad. La llama del carlismo se iba extendiendo por todos los rincones de Las Españas; esa llama imparable también llegó al Reino de Valencia, en concreto a las tierras del viejo Maestrazgo de Montesa y de Morella y su comarca. Desde principios de octubre se preparaba el levantamiento: los antiguos voluntarios realistas se armaban y organizaban, reclutando hombres y esperando un jefe que les dirigiera. Pequeña partidas empiezan a formarse, como las que es detectan en Càlig, Bel o Boixar. También en las comarcas vecinas del sur de Tarragona se producen movimientos, encabezados por Antonio Vallés (padre del futuro Brigadier, Francisco Vallés) y Vicente Chulví. Se trazaron planes para conseguir que las plazas fuertes de Tortosa y Peñíscola se pronunciaran por D. Carlos, planes que acabaron en fracaso, por lo que los carlistas fijaron sus miras en Morella como punto de reunión y base de operaciones. Se otorgó el mando supremo a D. Rafael Ram de Viu y Pueyo, Barón de Hervés, que habiendo salido de Valencia, se dirigió a Vinaròs para, desde allí, poder pasar a Morella. Se fijó la fecha para iniciar el levantamiento: el 12 de noviembre. Ese día todos los realistas y voluntarios debían reunirse con sus jefes en los lugares convenidos, aportando pertrechos, armas y caballerías, así como fondos y caudales que pudieran confiscarse a los liberales y rápidamente dirigirse a Morella. Se planeó un levantamiento general y simultáneo en las gobernaciones de Castellón, Morella y Peñíscola. Pero las ansias por lanzarse a la lucha y apodearse de las contribuciones liberales, hicieron que la rebelión se adelantara. Llegaron noticias a los carlistas de la presencia en Benicarló y Vinaròs del capitán José Paniagua con el objeto de cobrar en dichas poblaciones varias cartas de pago por importe de unos 80000 reales de vellón. Así, la noche del 10 de noviembre de 1833 se dieron cita en la venta de la Punta de la Serra, entre Peñíscola y Santa Magdalena de Polpís, en el antiguo camino real de Valencia, los principales carlistas de Vinaròs y Benicarló: el comandante del Batallón de Realistas de Vinaròs, Cosme Covarsí, con sus tres hijos, Gregorio, José y Manuel; los oficiales realistas de Benicarló, Bautista Castell, Vicente Oms, Vicente Llorach, Antonio Cruz y el maestro de latinidad, P. Vicente Salvador, a ellos también se unieron otros vecinos de estas y otras poblaciones del Bajo Maestrazgo y de la Plana. Desde la venta, esperaron la llegada de la fuerza liberal, que se produjo la mañana del día 11 de noviembre. Viéndose sorprendidos, los liberales entregaron todos los caudales que llevaban consigo. Los carlistas conminaron al capitán Paniagua a que se uniera a ellos, a lo que se negó terminantemente. Decidieron entonces darle muerte; siendo conducido a la masía de Vallterra, situada a la derecha de la venta y de la carretera, en las proximidades de la misma, en el baranco de Pulpís, fue fusilado el capitán Paniagua. Daba así inicio al levantamiento carlista en el Maestrazgo, que pronto prendió en poblaciones como Alalà de Xivert, Coves de Vinromà o Santa Magdalena de Polpís, de las que fueron saliendo voluntarios y pertrechos para la fuerza carlista. También en la Plana se producen movimientos carlistas, dirigidos por el comandante de Realistas de Villarreal, Joaquín Llorens, que levantó diversos pueblos como Lucena o Alcora. Todas etas fuerzas marcharon hacia Morella, para, en cuanto se proclamara a D. Carlos, establecer allí la base de operaciones. Inmediatamente, el Barón de Hervés y su familia partieron a Morella para promover la proclamación de Carlos V. Allí se encontró con las vacilaciones del gobernador de la plaza, Carlos Victoria, partidario de esperar y encontrar un momento más propicio, y los fervientes deseos de lanzarse a la lucha cuanto antes de los carlistas más decididos. José Mestre, tintorero, capitán de realistas y jefe dela junta llamada de la "alpargata", formada por los más fervientes carlistas de la ciudad, se había entrevistado días antes con el jefe carlista aragonés, Manuel Carnicer, conminándosle éste al pronto levantamiento de Morella, pues consideraba que se estaba perdiendo un tiempo precioso. Esta entrevista hizo que los carlistas se presentaran al gobernador instándole a que proclamara cuanto antes a Carlos V. El día 13 de noviembre, no pudiendo contenerse, los realistas más exaltados tomaron las armas y desde la puerta de San Mateo abrieron fuego contra la tropa que volvía de la persecución de la partida de Carnicer. Aquellos tiros precipitaron los acontecimientos. El Barón de Hervés, dirigiéndose a Carlos Victoria, dijo:
Entonces, el gobernador mandó ensillar su caballo y, vistiendo el uniforme, salió hacia la plaza del Mercado, repleta de vecinos que esperaban acontecimientos, dando el grito de "¡Viva Carlos V! Rey Legítimo de España", al que respondieron enfervorizadas, cientos de voces. El día 14 de noviembre se procedió al nombramiento de una junta carlista, denominada "Junta Directiva Militar", que dirigiera los designios de la ciudad. Quedó constituída de la siguiente manera: Barón de Hervés, presidente; Carlos Victoria, vicepresidente; Juan Cardona, Jacinto González, Cristóbal Feliu, Bernardino Piquer y Manuel Mestre, como vocales. En los días sucesivos, Morella se conviertió en punto de confluencia de voluntarios carlistas procedentes, tanto de la parte de Aragón y Cataluña, como de las tierras del norte de Valencia, como Ares, Alcalà de Xivert, Benassal, Castellfort, Villafranca, Peñíscola, San Mateo, Villarreal, Albocàsser, Coves de Vinromà, Benicarló, Vinaròs, etc., de tal modo que a la semana de la proclamación de Carlos V, se concentraron en Morella más de tres mil hombres armados, entre ellos un joven seminarista de Tortosa: Ramón Cabrera y Griñó. En diciembre de 1833, se presentaron a las puertas de Morella las fuerzas liberales enviadas por el gobernador liberal de Tortosa, Bretón, y comandadas por el general Horé. Los carlistas trataron de hacerlas retroceder, fracasando en el intento, provocando la retirada delas fuerzas carlistas al interior de las murallas. [...] [ahorainformacion.es - El levantamiento carlista en el Maestrazgo. Consulta del 06.01.2025) |
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1833 |
Novembre,
9-11.
Segarra ens conta un dels primers episodis de la Primera Guerra
Carlista: El capitan isabelino José Paniagua se persona en Vinaròs y Benicarló para cobrar varias cartas de pago. Los carlistas al mando del comandante Cosme Covarsi, con sus tres hijos, salen de Vinaròs -al llegar a Benicarló se incorporan y otros de la localidad- con la intención de atracar al recaudador a su paso por la Venta Punta de la Sierra, situada entre Peñíscola y Santa Magdalena de Pulpis. Se apostaron. [...] Le sorprendieron apoderándose del dinero que llevaba. Intentaron convencer al capitán para que se uniera a su causa sin conseguirlo. Inmediatamente fue fusilado. Su asistente logró salvar la vida al poder escapar y llegar a Santa Magdalena a través de los montes. Se puede decir que este episodio fue uno de los primeros de la Primera Guerra Carlista o de los Siete Años. [SEGARRA CASPIR, Francisco. Los horrores en el Maestrazgo carlista (el desastroso siglo XIX español), pàg. 25. Ed. Antinea. Vinaròs. 2011] El levantamiento debía ser general y simultáneo dicho día [el 12 de novembre] en las gobernaciones de Castellón, Peñíscola y Morella; pero el interés de robar al habilitado de los oficiales retirados, el Capitán don José Paniagua, haría variar el predicho plan, anticipándose en algunos pueblos la evasión de los sediciosos. Presentóse el referido capitán el día 9 en Benicarló para cobrar en aquella villa y la de Vinaròs varias cartas de pago de las que realizó unos 800 reales vellón, lo cual sabido por los conspiradores de dichas villas les determinó a evadirse en la noche del 10 para en la mañana del 11 robar a Paniagua, que sabían marcharía hacia Alcalá. El Comandante del batallón de realistas de Vinaròs, don Cosme Covarsí, con sus tres hijos y algunos realistas, se fugó la indicada noche de la enunciada villa [Vinaròs], ejecutándolo desde Benicarló, los oficiales ilimitados [sic] creados en 1822, y los Realistas don Bautista Castell, don Vicente Oms y don Vicente Llorach, y además don Antonio Cruz, confinado por oficial carlista de Cataluña, el 1829, habiéndoles precedido la tarde antes el padre Vicente Salvador, maestro de latinidad. Acompañaron a estos cabecillas algunos realistas y unos cuantos díscolos, la hez del pueblo, dirigiéndose todos a la venta de la Punta de la sierra [queda la Partida Punta de la Serra, ja en terme de Peníscola, a uns 4 km al sudoest de Benicarló], en el camino real de Valencia, a una legua de Benicarló hacia Alcalá, punto designado para la reunión y el robo proyectado. Reunieronse en dicha venta todos los expresados facciosos, y apostándose parte de ellos al pie de la cuesta, esperaron al capitán habilitado y luego que llgó con cuatro fusileros y su asistente, le sorprendieron y robaron cuantos caudales llevaba en metálico y papel. Condujéronle dspués a la venta, tratando de reducirle para que se uniese a su bando; mas Paniagua, lleno de lealtad y pundonor, despreció sus promesas y amenaas, y temiendo los rebeldes que si le dejaban con vida y libertad, denunciaría a los autores del robo, resolvieron asesinarle. Marcharon, pues, desde luego, con él y su asistente, desde la venta hacia la masía de don José Vallterra, que está a la falda del monte de la derecha del camino, a un cuarto de legua de la venta y carretera [Masía de Vallterra en mapes antics, o Masía de Pulpis, prop de l'actual Mas de la Gaspara, Santa Magdalena de Polpís], y en el barranco de Polpís, a unos mil pasos del caserío de dicha masía, le fusilaron. El asistente se les escapó, burlando su persecución, y trepando por aquellos montes y barrancos, llegó a la Madalena [serà al poble, Santa Magdalena de Polpís], salvando la vida. Cometidos los atroces delitos, marcharon los facciosos a repartirse el dinero, comer, beber y descansar en la expresada masía, muy satisfechos Covarsí, Castell, Oms, Llorach, Cruz, el P. Salvador y sus secuaces, de haber dado tan inícuo principio a la infame empresa de colocar a su piadoso Carlos V en el trono de España. Luego que el barón de Herbés vio realizada la sublevación de Covarsí y sus realistas y secuaces, marchó desde Vinaròs con toda su familia y el correspondiente pasaporte, a Morella, para promover el levantamiento y ponerse a la cabeza de la rebelión. Los indicados rebeldes de Vinaròs y Benicarló, dirigiéndose la tarde de dicho día [11 de octubre], unos a la Madalena y otros a Alcalá, ordenaron en estas poblaciones la sublevación aquella noche. Marcharon al día siguiente a las Cuevas, en donde convocaron a todos los realistas, obligándoles con pena capital a que los siguiesen. Circularon desde allí órdenes con la misma pena a todos los pueblos circumvecinos, coartando a todos los realistas y comprometidos, a que con vestuario y armas, inmediatamente se les reuniesen. Entretanto el comandante de realistas, don ... [en blanc], habiéndose fugado de Villarreal con todo su batallón, discurría por Lucena, Alcora y pueblos inmediatos, sublevando aquella comarca y recogiendo a los realistas y cuantos podía banderizar; mientras, desde Castellón, se le reunían con los cabecillas Serforas y Soto, los que estos habían comprometido. Es muy digno notar que los fautorres carlistas jamás han pensado inducir a su partido a los liberales, ni a oficial o empleado alguno del sistema constitucional; y, confiando en la adhesión absoluta de todas las clases a sus indignos intentos, han mirado siempre a los decididos liberales como sus más acérrimos enemigos, resueltos a defender en todo trance los sagrados derechos de nuestra Reyna Isabel 2ª y el benéfico gobierno de su Augusta Madre. Existe, pues, de hecho, una intransigible lucha entre las ideas, sentimientos e intereses de los verdaderos liberales y carlistas, de la cual se acredita la identidad perfecta de aquellos con la cusa de la legitimidad, resultando de uno y otro, la segura confianza con que el Gobierno de S. M. puede contar su fidelidad y entusiasmo. La rebelión ha germinado en todas partes de las mismas semillas que produjeron en 1821 y 1822 las guerrillas contra el sistema constitucional. Entonces, invocano al catolicismo y afecto al Rey, creyose que el móvil de su celo era el amor a la religión y al orden, mas ya se le ahora bien a las claras que lo que entonces, actualmente y siempre compete al partido absolutista es el odio a toda mejora, el recelo de reformas que menoscaben su poderío y comodidades y el afán de satisfacer sus pasiones a costa de los demás. Se es indiferente a esta facción frenética que reine Fernando, Isabel, Carlos o qualquiera otra; pero lo que no pueden soportar es el que gobierne la España quien procure la reconciliación de todos los españoles, la ilustración y prosperidad general, el alivio y justa repartición de las cargas. El governador de Tortosa, don Manuel Bretón... (continua més endavant) [...] (pp.141-142) [SANMARTÍN, Adolfo (1991): Vivencias de la I Guerra Carlista: Las memorias de don Mariano Miquel y Polo (1834-1837). pp.131-177. En el Boletín de la Sociedad Castellonense de Cultura (BSCC). Tomo LXVII. Enero-Marzo 1991. Castellón.] castellonenca.com Un diari recull les morts causades pels carlistes, des d'aquest capità José Paniagua i dotze persones més, en l'atac de 1833, fins a l'assasinat d'un jove a Ulldemolins, en 1876. No posa les dates, però sí qui, on i per qui, sempre amb el número total de morts de l'acció al final. Citem els de per ací: 1833 Una partida carlista asesina en Alcalá
(Valencia) al capitán D. José Paniagua y doce soldados: 13
[el liberal de Benicarló, Mariano Miquel, només parla de
l'execució del capità; segons la seva versió, el seu
assistent es va escapar] 1834 En Castejoncillo son fusilados por Cabrera 9
nacionales: 9 1835 Acuchillan a 20 urbanos y un sargento de Manresa en el
término de Aviñó [Bages]: 21 1836 [...] Fusila Tristany treinta y un nacionales que escoltaban
el correo de Cervera a Tarragona: 31 [...] 1837 En Buñol, Nacionales, por Cabrera: 9 1838 En Morella, nacionales de Calanda, por Cabrera: 22 1839 [...] El cabecilla Gracia fusila a la compañía franca de
Caudiel, excepto el jefe y unos cuantos que pudieron huir:
(-) 1840 [...] En el Bojar, nacionales, por Cabrera: 37 1872 En Tarazona asesinan los carlistas a un sereno: 1
[...] 1873 [...] En Adzaneta asesinan al alcalde: 1 1874 [...] Cucala y Vallés asesinan a un labrador que trabajaba
en las inmediaciones de Castellón: 1 1875 [...] En Vinaroz, Cucala degüella a un soldado enfermo: 1
[...] 1876 [...] El cabecilla Cisco asesina en las cercanías de
Castellfort a un carlista que se habái acogido a indulto: 1
[...] [EL MOTÍN. Año XXXII. Madrid, Jueves 28 de Noviembre de 1912. Núm. 48. pp.1-5 memoriademadrid.es] |
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1833 |
Noviembre, 11 i 12. Diu Salvador que el dia de Sant Martí, hi havia tradició, en Morella de fer festa i beure: Llegó el día de San Martín, el 11 de noviembre, y los aficionados a la bebida tenían la costumbre de salir de Morella para pasar una tarde en el campo excediéndose más de una vez en las bromas que se gastaban. Al anochecer, algunos grupos bulliciosos, regresaron a la población prosiguiendo la juerga, y cerca de la medianoche, un grupo de unos 25 hombres, precedidos de un tambor, dieron gritos subversivos, y parados ante algunas casas, insultaron a sus vecinos tachándolos de negros liberales. Al siguiente día, el Alcalde llamó a algunos vecinos para indagar lo sucedido y averiguar quienes habían sido los alborotadores. (Continua el dia 12) (p.37) [SALVADOR GASPAR, Manuel (2014): Síntesis de las Guerras Carlistas. Ports de Morella. Edita Familia Salvador Marín. Vinaròs.] |
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1833 |
Noviembre, 12. Salvador continua explicant el que va passar
en la ressaca de lafesta de Sant Martí, a Morella: Por la tarde del mismo día 12 de noviembre hubo una reunión en casa Mestre en donde se comentaron los sucesos del día anterior y las consecuencias que podían derivarse; se ponderó la necesidad de proclamar a D. Carlos y apoderarse de las armas de los voluntarios realistas que estaban depositadas en el pósito, antes de que regresase la pequeña columna que había salido en persecución de la partida de Carnicer. No todos aprobaron la propuesta, y el mismo Mestre fue del parecer que se pusiesen de acuerdo con los de casa Cardona y aún del mismo gobernador, que estaba en contacto con otros batallones realistas que no habían dejado las armas, y el mismo Mestre manifestó: "Aquí somos unos pocos y no sabemos como lo tomará la población", y como eran pocos los reunidos, acordaron verificar una junta aquella noche en el lugar denominado el Calvario. A las ocho de la tarde del mismo día se vio llegar a dicho lugar, grupos de hombres que se resguardaban con mantas del frío de la noche, se agrupaban en corrillos y manifestaban el deseo de proclamar a D. Carlos aún en contra de la opinión de los de la tertulia de casa Cardona, que tachaban de cobardes. Llegó Mestre y manifestó el objeto de la reunión; los más exaltados expresaron su disconformidad con que se aplazase el levantamiento manifestando que miles de hombres se alzarían siguiendo el ejemplo de Morella, mientras otros que tenían intereses que perder, optaban por que se esperase el ejemplo de las unidades del ejército comprometidas; entonces Monso (el sargento Ripollés), apoyado por sus hermanos Agustín y Andrés, expresó que a la menor insinuación, habían dejado las armas como si fuesen mujercillas, mientras otros realistas las conservaban en su poder, e iban a seguir como reata de borricos a lo que hiciesen los demás. Mestre no quiso oponerse abiertamente a la propuesta de Monso y sus hombres, y propuso mantener una conversación con el gobernador para conocer la situación en otras partes y saber si podían contar con la colaboración de los batallones realistas que no habían dejado las armas. Aprobaron la propuesta y quisieron nombrar una comisión, a lo que se opuso Mestre diciendo que el gobernador no se franquearía ante la presencia de un grupo, y pidió ir solo; aceptaron por fin, pero no obstante, le siguieron cinco, entre los que se encontraba Monso. D. Carlos Victoria se encontraba solo en su domicilio y Mestre, tras obtener el oportuno permiso, entró en el salón, mientras sus compañeros se ocultaban tras la puerta para oír la conversación. Mestre expuso al gobernador el objeto de la visita y la opinión generalizada de que no se sublevaba por cobardía. Victoria le respondió que era viejo (tenía 53 años), pero que estaba curtido en los azares de la guerra y los que le habían comisionado le comprometían y se comprometían; que era más carlista que ellos, que con sus afanes estaban comprometiendo la causa. A la última pregunta que le formuló Mestre, manifestó que no había visto al Barón y pidió a Mestre recomendase a sus amigos tuviesen más calma y mirasen por el porvenir. En aquel momento, abrióse la puerta y Monso echó en cara a Victoria su tímida cobardía. Este manifestó (que) no era cobarde, sinó previsor, y antes de exponerse y exponer al pueblo, medía las consecuencias. "Siquiera denos las armas, porque todos los realistas del reino las conservan en sus casas", contestó Montso. La respuesta del gobernador D. Carlos Victoria, según los testigos presenciales, fue de que se fuesen al carajo y tomasen las armas, que iban a ser su perdición, y dio un fuerte portazo, dejando a sus interlocutores solos en la antesala. Sus palabras fueron interpretadas como una autorización para tomar las armas, y con esta respuesta volvieron al Calvario, donde, impacientes, les esperaban sus compañeros, y sin considerar que las había dictado el despecho, se creyeron autorizados para llamar a los realistas y entregarles las armas depsoitadas en el granero del pósito. Esa noche, algunos grupos recorrieron la población y al rayar el alba, hicieron pregón para que los voluntarios realistas tornasen las armas en previsión de trastornos. Muchos, por no pasar por negros o liberales, así lo hicieron, poniéndose a disposición de los promotores del alzamiento, que en la madrugada del día 13 de noviembre pusieorn guardias en las puertas de la población. Estas disposiciones pusieron de malhumor al gobernador Victoria. (continúa el 13) (pp.37-40) [SALVADOR GASPAR, Manuel (2014): Síntesis de las Guerras Carlistas. Ports de Morella. Edita Familia Salvador Marín. Vinaròs.] |
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1833 |
Noviembre, 13. Dia del pronunciament carlista a Morella, un mes i un dia més tard que el de Carnicer a la Codonyera. Estas disposiciones [veure el que diu Salvador sobre el dia anterior] pusieron de malhumor al gobernador Victoria, que contaba con adoptar disposiciones serias con el auxilio de la tropa, pero al no haber regresado ésta de su expedición, no contaba sino con los cinco soldados de caballería. Se entrevistó con el Barón de Herbés y acordaron reunirse con las personas más cuerdas, para aplacar a los perturbadores. En la reunión hubo serios debates; la mayorìa fueron del parecer que un levantamiento aislado de Morella atraería a las fuerzas del gobierno y, con escasos recursos y municiones, y mal abastecida la plaza, no podrían resistir un sitio y sucumbirían a los pocos días. Se adoptó el acuerdo de conservar el sosiego público y notificar al Capitán General que se había producido en la plaza un movimiento de escaso interés, que se había solventado llamando a la compañía de tropa que estaba en Vallibona, encargándose al Ecónomo de la Arciprestal y al Guardián de San Francisco, que eran populares entre la plebe, que convenciesen a Mestre y sus amigos de los males que causaría un levantamiento prematuro. Mientras lo estaban discutiendo, se oyó un tiro y, a continuación, una descarga; pronto tuvieron noticia de lo ocurrido: El sargento de los voluntarios realistas, conocido por Monso, se hallaba en un grupo de voluntarios en la Puerta de San Mateo, y vieron llegar a la compañía de guarnición de Morella, que regresaba a la plaza; al aproximarse a la misma, le dieron el "Alto quien vive", al que respondió su Capitán con un "Isabel II"; y uno de los voluntarios dispró un tiro. La tropa se retiró y los que se encontraban de guardia, hicieron una descarga sobre ella sin que, afortunadamente, se produjese ningún herido, y los soldados, con su capitán al frente, marcharon por el camino de la costa. Cuando el Gobernador Victoria, el Barón de Herbés y las demás personas reunidas conocieron la irreflexiva conducta del Cuerpo de Guardia, se dieron cuenta que ya no podían ocultar el movimiento que se preparaba en Morella. El gobernador preguntó a los asistentes: "¿Qué vamos a hacer ahora?, a lo que respondió el de Herbés:
El Gobernador debió tener sus dudas, puesto que mandó ensillar su caballo, y vestido de uniforme, salió de la ciudad tomando el camino de Valencia. Se desconocen sus propósitos, si alcanzar la tropa y regresar con ella para abortar el levantamiento o abandonar la plaza. Lo cierto es que, al poco rato regresó a Morella, y al llegar a la plaza del mercado, que se hallaba cuajada de gente, dió el grito de "¡Viva Carlos V Rey legitimo de España!", al que respondieron cien voces desacompasadas. Se había consumado la rebelión. Aún resonaba el grito de D. Carlos, lanzado por Victoria, cuando la gente que salía de sus obradores, buscaron las armas, marcharon en busca de los cinco soldados de caballería, a los que despojaron de caballos, armas y uniformes, y aquellos improvisados soldados carlistas, que no reconocían a ningún jefe, corrieron presurosos en busca de un arma o uniforme para darse a conocer, en medio de una gran confusión. La noche del día 13 de noviembre de 1833, el Gobernador llamó a las personas más influyentes de la población para conocer su opinión. Ocultar lo ocurrido a la superioridad, no podían; acallar a una multitud entusiasta, era imposible; y llevar a cabo un levantamiento, aislados como se encontraban, entrañaba grandes dificultades. No sabían si el grito de Morella encontraría eco en otras poblaciones, pero no podían retroceder y era preciso nombrar una Junta Directiva. Se aplazó para el día siguiente la decisión de nombrar a los cargos de la misma. (continua el 14) (pp.40-42) [SALVADOR GASPAR, Manuel (2014): Síntesis de las Guerras Carlistas. Ports de Morella. Edita Familia Salvador Marín. Vinaròs.] Escriu Segarra: El día 13 sale la guarnición de Morella a vigilar la comarca, momento que aprovechan los carlistas para iniciar la sublevación, en contra de la opinión del Barón de Herbés y de Carlos Victoria, que no veían llegado el momento todavía. Al regreso de la guarnición de su correría, un carlista que se encontraba apostado en el Portal de Sant Mateu, efectuó un disparo contra los soldados. Ese acto fue como el pistoletazo de salida en una prueba deportiva. El coronel Carlos Victoria se puso el uniforme y con su caballo se personó en la calle Blasco de Alagón dando el grito de "Viva Carlos V Rey legítimo de España", siendo respondido por la multitud con gritos de entusiasmo. En aquellas fechas la mayoría morellana era carlista. I afegeix: Dice Javier Urcelay en su libro titulado "El Maestrazgo Carlista": Así lo confirman los propios testimonios liberales: 'No es de extrañar la rebelión de Morella, porque apenas habrá otro pueblo en España más fanático, más ignorante y más absolutista." Este hecho corrió como un reguero de pólvora, de tal forma que llegaban voluntarios de todas partes para reunirse a los alzados. Al grito de ¡Viva Carlos V! acudieron a Morella un número superior a los 3.000 voluntarios, con los que se formaron batallones y compañías para hacer frente a las fuerzas del gobierno que se presentaron a sofocar la rebelión. Con los voluntarios de Alcalá de Xivert y Vila-real se formó una columna, y con los de Torreblanca, Les Coves de Vinromà y Albocàsser una compañía, lo que viene a dar constancia de las fuertes raíces de sentimiento tradicionalista en las tierras de la provincia de Castellón. Se constituyó en Morella una Junta Militar, de la que se nombró presidente al brigadier Rafael Ram de Viu y Pueyo, Barón de Herbés, que se pronunció a favor de D. Carlos. El segundo de a bordo era D. Manuel Carnicer, también hombre importante en este primer pronunciamiento carlista. Al frente de las tropas carlistas el Barón de Herbés recorrió los pueblos del Bajo Aragón para secundar la sublevación. En Morella, los carlistas estaban divididos en dos grandes grupos, los del 'pantaló' (los ricos que no llevaban 'saragüells'), y los de la 'espardenya' (los pobres con su calzado de 'vetes') [SEGARRA CASPIR, Francisco. Los horrores en el Maestrazgo carlista (el desastroso siglo XIX español), pàg. 26. Ed. Antinea. Vinaròs. 2011] Dámaso Calvo, diu: A mediados de noviembre de 1833, el coronel Gobernador de Morella, D. Carlos de Victoria, que hasta entonces había encubierto sus afecciones a la causa del Infante, procurando conservar el mando de dicha plaza, sincerándose ante los jefes de la provincia de los cargos que por sospechas le habían dirigido en varias ocasiones, determinó declararse abiertamente, y habiendo hecho salir del fuerte, bajo pretexto de perseguir a las partidas sueltas que merodeaban en el país la parte de guarnición con que no podían contar, proclamó solemnemente a Don Carlos por rey de las Españas, y tomó cuantas medidas creyó necesarias a las consecuencias que este hecho debía producir. Hallábase a la sazón, en Morella, el barón de Hervés, aunque sin cargo alguno del Gobierno de Madrid; pero en atención a ser sujeto de algún arraigo e influencia en el país, y por su graduación militar superior a Victoria, con quien estaba identificado en sentimientos políticos, cedióle éste el mando, y habiéndose creado la Junta Gubernativa, se eligió en ella a Hervés por presidente, quedando de este modo instalada una Autoridad que, ejerciendo sus actos en nombre de Carlos V, sírvese de punto céntrico, del cual emanasen las operaciones de la guerra que los descontentos pensaban regularizar. A este efecto se pasaron oficios por el barón de Hervés a todos los pueblos del partido comminándoles en ellos, a que cuantos voluntarios relistas hubiese, se presentasen en Morella con armas, o sin ellas, seguidos de los mozos útiles que hubiese para el servicio; no dudando que las partidas sueltas de que hicimos mención, vendrían también a apoyar sus operaciones y recibir órdenes de la junta creada en Morella; pero este plan concertado por quienes llevaban un pensamiento político, iba a estar muy distante de ser apoyado por los que merodeando en el país y los limítrofes, sin otro objeto más que sus propios intereses, se hallaban bien con la independencia que tenían, y a la cual no renunciarían, ínterin el peligro común no les abriesen los ojos. Abasteció Hervés la plaza recolectando con premura cuantas harinas, cereales y demás halló en el radio que sin peligro pudieron recorrer sus encargados; regimentó y adiestró en lo posible los reclutas que sus anteriores oficios y la voluntad le granjearon, y se dispuso a resistir el sitio, que no dudaba pusiesen a la plaza las tropas más inmediatas de la Reina, tan luego como hubiesen tomado sus medidas los jefes que las mandaban; confió en el tiempo que tenía que transcurrir antes que aquellos recibiesen instrucciones y verificasen sus movimientos, y esperó hallarse en el caso de resistir con ventajas. Desplegó una actividad prodigiosa para ponerse en un estado respetable de defensa, y aprovechando los materiales de guerra de que encontró abastecida la plaza, armó a cuantos paisanos se le presentaron como reclutas hechos en el país, o como voluntarios que, al esparcirse la nueva del pronunciamiento, vinieron de otras provincias a empezar su aprendizaje militar. Uno de estos últimos, ocupará el principal papel de la historia que trazamos, y aunque pasó oscuro y desapercibido entre sus compañeros en los momentos que nos ocupan, creemos de nuestro deber al presntarlo en la escena, decir algo de sus antecedentes, con tanto más motivo cuanto muy pronto ser hará un lugar preferente con los hechos que siguieron al pronunciamiento de Hervés: Ramón Cabrera. [...] (pp.3-4) [CALBO Y ROCHINA DE CASTRO, Dámaso (1845): Historia de Cabrera y de la Guerra Civil en Aragón, Valencia y Murcia. Redactada con presencia de documentos y datos de una y otra parte. Madrid.] books.google.es El liberal de benicarlando, Mariano Miquel pinta als morellans de fanàtics i ignorants, i a Carlos Victoria, poc més que una titella: El día 13 pronuncióse Morella por la sedición, y proclamando al Infante don Carlos por su rey se constituyó en la más escandalosa rebeldía. No era de estrañar la rebelión de Morella, porque apenas habrá otro pueblo en España más fanático, más ignorante y más absolutista. Hallábanse en dicha villa conjurados como desafectos, los exguardias don Jacinto González y don Juan Cárdena, el hacendado don Bernardino Piquer, el secretario del corregimiento don Pascual Gutiérrez, el administrador de Renta don Ambrosio Boix, el fabricante José Mestre y algunos clérigos y frailes que se complacían muy anates en premeditar y preparar la sublevación. Estaba muy prevenida Morella contra el sabio y amable régimen de la Reina Madre, porque su mando interino, en la indisposición de su Augusto Esposo, había disgustado altamente al partido absolutista frenético. Su orgullo y egoismo entronizados, no podían resignarse a las miras benéficas de S. M. la Reina, que solo se dirigían a procurar la paz, la unión, la dicha y bienestar de todos los españoles. Para el mando militar y político de una villa y gobernación maleadísimas, nombrose por gobernador al coronel don Carlos Victoria, jefe anticuado, sin talento, decisión ni vigor. Rodeáronle al punto que llegó los espresados traidores y lisonjeáronle con vanas esperanzas, e intimidándole con quiméricos recelos, le asociaron a sus inicuos planes. Al mismo tiempo, alarmaron, por las instigaciones del clero secular y resgular, toda la comarca, anunciando el próximo restablecimiento de la Constitución y los horrores de las venganzas que los liberales ejecutarían contra ellos y los realistas. Gracias a la degradación política en que yace la nación, existen siempre en España dos elementos incontrastables de revolución: el clero y el ejército; este por la fuerza y aquel por las sugestiones con que seduce y dispone del pueblo, de manera que el partido que cuenta con su apoyo a cualquiera de estos elementos, esclaviza al Gobierno y a la nación, o la sumerge en inevitable guerra civil. Sin embargo, en medio de la efervescencia sediciosa que reinaba en Morella, se verificó el desarme de los realistas por el buen celo y eficacia del comandante accidental don Cristóbal Feliu, con sosiego y orden; pero aún cuando este apreciable suejeto, preveyendo las siniestras intenciones de los malvados, activó el que las armas se custodiasen en el castillo de Morella o se las llevasen a Peníscola, no pudo conseguirlo por las continuas demoras y pretextos que opuso el Gobernador. Supo muy de antemano el Esco. [Excelentísimo] Señor Capitán general del reyno el mal espíritu de Morella, sin poder dudar de la importancia que en las actuales circunstancias presentaba la conservación de aquel punto, y de los medios de asegurarlo. El Comandante de Ingenieros don Miquel Alfonso Villagómez, a quien el expresado capitán general comisionó para que, reconociendo a Morella, le informase sobre el mérito de aquel puesto, le demostró su importancia actual, la utilidad de mantenerle con fuerte guarnición, advirtiéndole las precauciones con que debía estar para no ser sorprendida o seducida por vecindario o los fautores. Mas el Capitán general se limitó a enviar al Teniente coronel, capitán del Regimiento n.º 13, don Raimundo Fábregas con unos 40 infantes en persecución de las gavillas que se deja indicado habían asomado por la frontera de Aragón y Cataluña. Parece, pues, imperdonable, el no haber asegurado el punto de Morella, así como el haber dejado la plaza de Peñíscola con solo 20 hombres de guarnición en los días más críticos y sediciosos. Llegó el barón de Herbés a Morella la tarde del día 12, hospedándose en casa de su amigo el ecónomo de dicha villa. Preséntansele al punto, González, Cardona, Piquer, Gutiérrez y varios clérigos y frailes; exáltase el vecinadrio en deseos subversivos y resuélvese para aquella noche la revolución. Acude aquella misma noche, con la mayor insistencia, al gobernador Vitoria, el realista José Mestre, exigiéndole las armas recogidas, o por mejor decir, mandándole las entregase, desde luego, a una porción de revoltosos que le acompañaban, a quienes previno Mestre se las llevasen y las repartiesen entre sus camaradas. Al día siguiente se hizo público la insurrección, proclamóse a Carlos V, destituyóse del mando del batallón de realistas a don Cristóbal Feliu, y le reemplazó Mestre, formóse una junta que, en unión con el ayuntamiento, auxiliase la rebelión, depúsose al benemérito alcalde mayor don Vicente Rodríguez, y nombróse comandante general de la corona de Aragón al barón de Herbés. Componíase la junta, de los superiores del clero y comunidades del ayuntamiento, y algunos otros sujetos que inquirieron en ellas los fautores para comprometerles y vejarles, constituyendo por depositarios y administradores de cuanto se recaudase para la facción al Ecónomo, al guardián de San Francisco y al prior de San Agustín. Había allí, además, otra junta o camarilla a la inmediación del Barón, compuesta de González, Cardona, Piquer, Gutiérrez y Boix, que era la suprema y directriz de la rebelión, según se presumían. Grande fue el júbilo de los sublevados al verse con armas, jefes, junta y anarquía. Grandes las esperanzas de empleos y honores, y vastísimos los planes que concibieran de ensalzamiento y venganzas. Clérigos, frailes, realistas y paisanos dábanse recíprocamente los más satisfactorios parabienes, entusiasmándose mutuamente a los gritos de viva Carlos V y mueran los Negros [els liberals, perquè dien que no eren purs sinó que tenien l'ànima negra]. En medio de este alborozo alarmóse la facción al toque de generala que se dio por llegar el comandante Fábregas, que con su tropa regresaba de una correría contra la gavilla de Carnicer, que le avisaron se hallaba en la Puebla. Este jefe, cumpliendo con la orden del Capitán general, aunque se situó en Morella, salía continuamente a perseguir las facciones, y habiéndolo verificado el día 10 dejando las mochilas de su tropa y su caballo sin recelo, supo al acercarse a Morella la tarde del 13 la sublievación de dicha villa, y viendo las puertas cerradas, coronado el muro de gente armada y el aparato hostil de la población, contramarchó hacia San Mateo, perdiendo cuanto había dejado en Morella. Sus valientes defensores no juzgaron prudente mortificarle en la retirada, pero al otro día, en que Fábregas, con tan pocas fuerzas, tuvo buen cuidado de alejarse mucho de Morella, salió el Gobernador con un batallón a practicar un reconocimiento por el contorno de la indicada villa hasta el Coll de Embelleta para poder tranquilizar el ánimo de los rebeldes, asegurándoles de no haber enemigos por las cercanías. Duróles poco a los facciosos esta calma por haberse aparecido el día 17 por la mañana en las inmediaciones de MOrella la valiente columna del intrépido Brigadier Don Manuel Bretón. [...] (pp.143-145) [SANMARTÍN, Adolfo (1991): Vivencias de la I Guerra Carlista: Las memorias de don Mariano Miquel y Polo (1834-1837). pp.131-177. En el Boletín de la Sociedad Castellonense de Cultura (BSCC). Tomo LXVII. Enero-Marzo 1991. Castellón.] castellonenca.com Sobre aquell dia, diu Bordás en les seu manuscrit: En 13 de Noviembre de 1833 se levantó Morella en favor de la causa legítima de Dios, Patria y Rey, a cuya plaza concurrieron voluntarios realistas de diferentes pueblos y poniéndose a las órdenes de los Jefes Barón de Herbés, D. Manuel Mestre y otros. El Forcall, con la presentación de muchos voluntarios que se alistaron bajo la bandera del Rey D. Carlos V, dio a conocer las puras ideas de la generosidad de sus moradores, pues fue entonces y en todas épocas el que más se ha distinguido entre todos los pueblos de la comarca, como es bien notorio y público. (pàg.33) I afegeix: Por desgracia las familias más acomodadas eran liberales, pero liberales acérrimos, crueles e inhumanos, que no hallaban mejor complacencia que ensañarse con las familias carlistas. A la par de que fueron tan crueles tiranos, tenían la doble ventaja de tener de la mano para disponer a su arbitrio de todas las autoridades civil y militar; y esta circunstancia acarreó muy funestas y fatales consecuencias al pueblo de Forcall. (pàg.33) [BORDÁS MARCOVAL, José (1997): La Guerra del Groc. Memoria de un voluntario carlista forcallano [Tomás Peñarroya Peñarroya]. A. 1833-1874. Ayuntamiento de Forcall. Jordi Dassoy, Impresor, Sant Carles de la Ràpita.) Finalment, Oliet escrivia al seu manuscrit la seua versió de com va començar tot, però ens dóna poques dades d'ací: Principio de la Guerra civil del año 1833.- [...] El infante de España, Don Carlos María Isidro de Borbón, hermano mayor de Don Fernando 7º, invitado por este para que reconociera a su hija Isabel (de tres años de edad) como inmediata heredera de su trono, hizo una protesta pública sosteniendo y manifestando que "a Él solo le pertenecía la sucesión a la Corona de España". Esta contestación, dio como resultado, lo que era de esperar: la Declaración de una guerra Civil. Desde luego, se levantaron dos banderas: una a favor de Doña Isabel 2ª y otra a favor de Don Carlos V. A este, porque pretendía ser Rey de España en competencia de su augusta sobrina, se le llamaba El Pretendiente, o príncipe mal aconsejado, por los que habían reconocido a Isabel, y a sus partidarios, se les conocía con el nombre de carlistas o realistas. A los de Isabel 2ª, isabelinos, y generalmente, cristinos, por gobernar la Nación Doña María Cristina, y además, unos y otros se llamaban rebeldes, traidores, facciosos, etc. Así empezó la belicosa Nación Española la guerra civil, caminando, progresivamente a su ruina fatal, como camina un pasajero en una noche oscura, a correr y derrumbarse a un profundo valle. El partido absolutista muestrase consecuente, tratando de destruir las instituciones liberales. Los constitucionales, a la vez, pretendíeron sostener sus libertades nacionales. Los carlistas, discriminados al principio, por todo el reino, trataron de buscar un asilo favorable para concentrar sus fuerzas y ponerse en estado de obrar. En Navarra, Vizcaya, Álava y Guipúzcoa se tocó a las armas y se levantó el grito de ¡Viva Carlos V! [...] El resultado del pronuciamiento de Morella tuvo, al principio, un resultado muy diferetne del de Navarra. Con el afusilamiento de Herbés, Vitoria, Saforas, Borrás y otros, quedó reducida la gente a nueve hombres que principió a comandar D. Ramon Cabrera, (a) el caudillo Tortosino. Cuatro de estos, armados con fusiles, dos con escopetas y tres con palos. Esto lo verificaba el 19 de Enero de 1834. [...] [...] (p.416-420) OLIET PALOS, Francisco (2006): Historia de la muy noble, fiel, fuerte y prudente villa de Morella (1861). Edició facsímil de Josep Alanyà i Roig. Ajuntament de Morella i Fundació Sexennis de Morella. L'Hospitalet de Llobregat. |
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1833 |
Noviembre, 14-20 i el que quedava de mes.Continua,
Segarra, explicant el que va passar a Morella els que van
seguir al del pronunciament: La noche del día 13 de noviembre de 1833, el Gobernador llamó a las personas más influyentes de la población para conocer su opinión. Ocultar lo ocurrido a la superioridad, no podían; acallar a una multitud entusiasta, era imposible; y llevar a cabo un levantamiento, aislados como se encontraban, entrañaba grandes dificultades. No sabían si el grito de Morella encontraría eco en otras poblaciones, pero no podían retroceder y era preciso nombrar una Junta Directiva. (Se aplazó para el día siguiente (día 14) la decisión de nombrar a los cargos de la misma (Junta Directiva), pues el Barón de Herbés, en quien se había pensado, se excusó diciendo qeue la presidencia debía recaer en alguien de Morella, pero el día 14 se sometió a votación y la Junta eligió al Brigadier Barón de Herbés Presidente de la misma, y a D. Carlos Victoria como Vicepresidente, y vocales a otros militares y paisanos de Morella. La Junta Militar, aprovechando los caballos y uniformes de los cinco soldados, mandó pliegos a los comandantes de los batallones realistas de San Mateo, Benasal y otros puntos para que se presentasen en Morella con sus unidades armadas y municionadas, y organizasen compañías para sumarse al levantamiento en favor de D. Carlos. Al conocerse los sucesos de Morella, de todas partes llegaron voluntarios para inscribirse en las filas carlistas, y muchos de los jefes y oficiales, que por haber participado en los hechos del 22 [Guerra de la Regència d'Urgell o "Guerra Realista"], habían quedado excedentes, sin ninguna asignación del gobierno, también lo hicieron, deseando empuñar la espada que Fernando VII les había arrebatado. De Cinctorres acudió Joaquín Mezquita y Ramon Nogales; de Ares, Ramón Carceller (a) Barrón; de Benasal, José Miralles "El Serrador" y Manuel Miralles; y de los pueblos de la Plana, numerosos oficiales. El Batallón Realista de Benasal, al mando del sucomandante D. Francisco Soligó, se reunió en Ares con sus capitanes D. Juan Carceller, de Villafranca; D. Pascual Vallés, de Castellfort; D. Antonio Polo, de Cinctorres; y las demás compañías de Albocácer, Cuevas de Vinromá y Vilanova. No tardaron en presentarse los de Villarreal, con el Comandante D. José Joaquín Llorens y Bayer, tras recorrer Lucena, Alcora y otros pueblos; los de Sagunto y afueres de Valencia, con D. Tomás Cubero; los de las afueras de Castellón, con D. Julián Sáforas; el batallón de Liria con D. Vicente Gil; los de Vinaroz, con D. Cosme Covarsí; más los de San Mateo, Peñíscola y otros puntos, de modo que el 20 de noviembre, Morella contaba con 3.000 hombres armados. Al paso que aumentaban los hombres, crecían las dificultades; escaseaban los recursos y la Junta viose precisada a enviar compañías a La Plana y al Mijares en busca de armas y comestibles. La organización de compañías y batallones fue origen de numerosos conflictos, pues (a) gran número de Jefes y Oficiales realitas no les parecía bien dejar su graduación, y otros, dados de baja enel 24, pretendían ser preferidos por estar más prácticos en la guerra. El Coronel Carnicer, al conocer el levantamiento de Morella, reconoció el Bajo Aragón reclutando voluntarios, y se presentó en Morella, a Herbés, ofreciendo sus servicios a la causa de D. Carlos; también lo hicieron D. Camilo Portales, D. Pedro Beltrán "Peret de Riu", el Capitán de Infantería D. Domingo Forcadell y Michavila, y otros, pero también introdujeron rivalidades, porque todos querían ocupar el lugar más distinguido. La Junta, para acallar a muchos recién llegados, aumentó el número de sus vocales con Carnicer, Llorens, Soligó, Gil, Covarsí y otros que tenían autoridad sobre aquellas tropas improvisadas, y se procedió a organizar los batallones permitiendo a los voluntarios, se alistasen a las compañías que más les acomodasen, dictándose un bando para mejor observación de la ordenanza militar. Covarsí fue el encargado de publicar las órdenes de la Junta y a buscar un cabo que supiese leer y escribir correctamente y se le ofreció un joven estudiante del batallón de Cubero que era de Tortosa y había llegado el día 16 a Morella con una mula tomada "prestada" en una masía. Se llamaba Ramón Cabrera Griñó. Mientras la Junta Directiva Militar se ocupaba de organizar los batallones, tratando de contentar a los que querían conservar los méritos de pasadas campañas [sic, compañías]; la (compañía) de Abastos se encontraba sin dinero, sin municiones y lo que era peor, sin poder racionar aquella multitud que desconocía cual era su batallón y quienes eran sus jefes. El Barón se hallaba disgustado y Victoria confuso. Algunas compañías salieron de la plaza para reclutar gente, caballos y reunir armas, pero lo que más necesitaban era dinero para satisfacer a los voluntarios los cuatro reales diarios prometidos. Carnicer fue el Jefe designado para recorrer la ribera del Ebro y los pueblos del viejo Maestrazgo, saliendo de Morella con tres compañías a últimos de Noviembre, haciendo gala de mostrar su hueste a los habitantes de San Mateo, regresando poco después a Morella con nuevos voluntarios y algunos caballos. (continua el dia 28) (pp.41-44)
[SALVADOR GASPAR, Manuel (2014): Síntesis de las Guerras Carlistas. Ports de Morella. Edita Familia Salvador Marín. Vinaròs.] Novembre, 14 i següents. Reaccionen els isabelins a l'atac a Paniagua del dia 10 d'aquell mes: El governador de Tortosa, don Manuel Bretón, lleno del mayor celo, al punto que supo la sedición del Maestrazgo, salió de dicha plaza con toda la fuerza que pudo sercenar [sic, cercenar, disminuir] a su guarnición y, situándose en Alcanar, mandó se le reunieran allí las dos expresadas columnas que dependían de su mando, cuya orden frustró la proyectada operación al punto de emprenderse. Este jefe, reunidas todas sus tropas en Alcanar, marchó el 14 hacia Cervera, en donde supo el levantamiento de Morella, cuya inesperada noticia le indujo a variar su primitivo plan, que era destruir entre Alcalá y las Cuevas, la facción de Covarsí. Dirigióse, pues, el brigadier Bretón, a la villa de San Mateo, al día siguiente, y desde ella hacia Morella, para amenazar aquel punto por si conseguía, intimidando en los principios de la rebelión, el someter y apoderarse de la Plaza. Los facciosos, en tanto, sabida la rebelión de Morella, se dirigieron a dicha plaza desde las Cuevas y Alcalá, por Albocácer, Benasal y Ares, ensalzando en su marcha tan fusto suceso, sublevando los pueblos del tránsito y recogiendo gente, armas, caballos y dinero. [...] (pp.142-) [SANMARTÍN, Adolfo (1991): Vivencias de la I Guerra Carlista: Las memorias de don Mariano Miquel y Polo (1834-1837). pp.131-177. En el Boletín de la Sociedad Castellonense de Cultura (BSCC). Tomo LXVII. Enero-Marzo 1991. Castellón.] castellonenca.com |
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Novembre, 14. Urcelay ens fa una cronologia de les guerres carlines: 14 de Noviembre.- El general Zumalacárregui nombrado jefe supremo del ejército de Don Carlos. (pàg.21) [URCELAY ALONSO, Javier (2004): El Maestrazgo Carlista. Una visita a los escenarios y lugares de las Guerras Carlistas del siglo XIX. Editorial Antinea. 3ª Edición. Vinaròs.] |
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Novembre, 16 [el 18, segons Segarra]. Urcelay ens fa una cronologia de les guerres carlines: 16 de Noviembre.- El seminarista tortosino Ramón Cabrera llega a Morella. Había sido desterrado de Tortosa entre una lista de elementos considerados peligrosos por simpatizar con la causa del Pretendiente. (pàg.41-42) [URCELAY ALONSO, Javier (2004): El Maestrazgo Carlista. Una visita a los escenarios y lugares de las Guerras Carlistas del siglo XIX. Editorial Antinea. 3ª Edición. Vinaròs.] Fet el ban per a que els voluntaris s'allistaren en les les companyies dels batallons que s'acabaven de crear en Morella, Covarsi va ser l'encarregat de publicar aquestes ordres de la Junta. Busca un caporal amb estudis que sabés escriure correctament i se li va oferir un jove estudiant del batalló de Cubero que era de Tortosa i havia arribat el dia 16 a Morella amb una mula que havia agafat "prestada" d'un mas. El seu nom era Ramón Cabrera Griñó. [SALVADOR GASPAR, Manuel (2014): Síntesis de las Guerras Carlistas. Ports de Morella. pàg.43. Edita Familia Salvador Marín. Vinaròs.] Novembre, 18 [el 16 segons altres fonts]. Arriba a Morella "un tal Cabrera". El día 18 llegaba a Morella el joven seminarista Ramón Cabrera en compañía de Magín Solás y del cocinero del convento de San Blas Trinitarios Calzados de Tortosa. ¡Qué poco tiempo había dudado! [SEGARRA CASPIR, Francisco. Los horrores en el Maestrazgo carlista (el desastroso siglo XIX español), pàg. 27. Ed. Antinea. Vinaròs. 2011] |
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Novembre, 16 (fins el 4 de desembre). Puja el governador de Tortosa, per intentar sufocar la rebel·lió carlista. El gobernador de Tortosa, Manuel Bretón, con la fuerza de que disponía se presenta en Morella para sofocar la rebelión. No consiguió gran cosa hasta la llegada del general Hore con sus piezas de artillería [a primers de desembre]. [SEGARRA CASPIR, Francisco. Los horrores en el Maestrazgo carlista (el desastroso siglo XIX español), pàg. 27. Ed. Antinea. Vinaròs. 2011] |
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Novembre, 21. Francisco Segarra fa un resum dels regiments d'infanteria i on van actuar. Aquell dia, al coll de Vallibona: El Regimiento de Infantería de Línea Mallorca nº 13 participó en la acción del Coll de Vallibona el 21 de noviembre de 1833; y en las acciones de Catí el 23 de octubre de 1837; en Villar de Canes el 25 de octubre de 1837; en el sitio, asalto y retirada de Morella el 15 de agosto de 1838, y en el asedio y reconquista de Morella el 30 de mayo de 1840. (pàg.277) [SEGARRA CAPSIR, Francisco (2016): Todas las guerras sufridas en el Maestrazgo histórico. Editorial Antinea. Vinaròs.] |
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Novembre, 28 (fins el 3 de desembre). La cosa se complica per als carlins a Morella. Primer enfrontament seriòs entre carlins i isabelins per aquestes terres. La primera reacción contra los sublevados fue llevada a cabo por el Gobernador Militar de Tortosa D. Manuel Bretón, que salió en persecución de Carnicer, pero como el terreno que este recorría dependía de la Capitanía de Valencia, solicitó autorización para perseguir a los carlistas en el territorio de ambas Capitanías; contaba con 600 hombres y había solicitado cuatro piezas de artillería ligera a Peñíscola, y 400 voluntarios a Castellón. Las partidas que salieron de Morella habían llamado la atención de las Capitanías de Aragón, Cataluña y Valencia, que mandaron algunas compañías en su persecución en tanto se organizaban fuerzas para combatir la insurrección morellana. Promovido a Mariscal de Campo el Brigadier D. Rafael Horé, y nombrado Jefe Político y Militar de la provincia de Castellón, en donde hizo acto de presencia el día 28 de noviembre, se dispuso a recuperar Morella. Una de sus primeras disposiciones fue agregar a Bretón el Regimiento Provincial de Cuenca, y ordenarle se dejase ver de los insurrectos para poder adivinar sus intenciones. Bretón llegó hasta las inmediaciones de Catí y regresó a San Mateo. El cuadro que ofrecía Morella los primeros días de diciembre era sombrío y presagiaba el fatal desenlace de aquella sublevación poco meditada. En los batallones realistas, en donde militaban la mayor parte de los padres de familia, había poco entusiasmo y estos, con cualquier pretexto, disgustados, volvían a sus casas; se les había dado jefes desconocidos que en vano procuraban instruirles en la táctica militar y no se observaban los preceptos de la ordenanza. Los demás voluntarios, en general gente bulliciosa y aventurera, ni eran tan dóciles ni respetaban a sus oficiales. Mal podía el Barón prometerse un éxito feliz en la empresa. El General Horé, con dos batallones de infantería de línea, un escuadrón de caballería y dos piezas de artillería, se une a Bretón en San Mateo, dispone que las dos compañías de voluntarios de Castellón se situaran en Cinctorres e inicia la marcha sobre Morella. Ante su rápido avance, Herbés dispone que algunas compañías ocupen puntos estratégicos en el barranco de Vallivana, y él, con un batallón, ocupa la Sierra de Santa Águeda y distribuye las restantes fuerzas en el Mas de Querol y alturas circundantes. (continua el dia 4) (pp.44-45) [SALVADOR GASPAR, Manuel (2014): Síntesis de las Guerras Carlistas. Ports de Morella. Edita Familia Salvador Marín. Vinaròs.] Segons Segarra: Carlos de Vitoria, el Barón de Herbés y Manuel Carnicer, al frente de los carlistas, tienen que abandonar Morella ante los ataques del ejército isabelino. [serà uns dies més tard, entre el 7 i el 10 de desembre] (pàg.27) Se produce el primer choque importante entre isabelinos y carlistas en el Maestrazgo. La batalla sucedía entre el mas del Pas y el mas del Bosc. A pesar de la superioridad numérica de los carlistas (1.600 hombres), sobre los isabelinos (695 hombres y 32 caballos), prevaleció la disciplina y el adiestramiento isabelino sobre la voluntariedad pero bisoñez de los voluntarios carlistas, teniendo que salir estos últimos en una retirada desordenada del "sálvese quien pueda". [...]El 10 de diciembre las tropas del general Hore entran en Morella. (pàg.28) [SEGARRA CASPIR, Francisco. Los horrores en el Maestrazgo carlista (el desastroso siglo XIX español), pàg. 27-28. Ed. Antinea. Vinaròs. 2011] |
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Desembre, 4. Continua Salvador: La columna de Horé, aunque molestada por las guerrillas carlistas, con algunos heridos leves, corona las alturas y obliga al de Herbés a restituirse con sus fuerzas a la plaza, y el 4 de diciembre ocupa el Llano de la Batallera y la Masía del Pas, y sus avanzadillas llegan a las proximidades del Hostal Nou. El Barón de Herbés reúne la Junta de Jefes, que decide tomar la ofensiva, ya que disponían de fuerzas superiores y que en caso de fracaso se retiren a la plaza. (continua el dia 5) [p.45]
[SALVADOR GASPAR, Manuel (2014): Síntesis de las Guerras Carlistas. Ports de Morella. Edita Familia Salvador Marín. Vinaròs.] Puja el governador de Tortosa, per intentar sufocar la rebel·lió carlista. El gobernador de Tortosa, Manuel Bretón, con la fuerza de que disponía se presenta en Morella para sofocar la rebelión. No consiguió gran cosa hasta la llegada del general Hore con sus piezas de artillería [a primers de desembre]. Esta fuerza tuvo importantes dificultades para llegar a Morella, ya que los carlistas habían apostado fuerzas en lugares estratégicos del barranco de Vallivana, monte de Santa Agueda y alrededores del puerto de Querol. A pesar de las dificultades, la fuerza isabelina logra llegar al Pla de la Batallera (lo que hoy en día es el Hostal Nou -no exactament-), y al mas del Pas, el día 4 de diciembre. [SEGARRA CASPIR, Francisco. Los horrores en el Maestrazgo carlista (el desastroso siglo XIX español), pàg. 27. Ed. Antinea. Vinaròs. 2011] |
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1833 |
Desembre, 5. Continua la narració de Salvador: El día 5, las tropas cristinas ocupan algunos puntos en la Torre del Bale y consolida sus posiciones mientras que las de Morella se preparan para atacarlas. (continua el dia 6) [p.46]
[SALVADOR GASPAR, Manuel (2014): Síntesis de las Guerras Carlistas. Ports de Morella. pàg.46. Edita Familia Salvador Marín. Vinaròs.] |
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1833 |
Desembre, 6. Salvador continua el relat: Al amanecer del día 6, los cristinos se hallan distribuídos en tres fracciones. A la izquierda, el Brigadier D. Pedro García Navarro, con la caballería, ocupaba el llano de la Enduella y la falda del Bosch; en el centro, el Brigadier Bretón, con la artillería, estaba en el Mas del Pas y en el del Bosch; mientras que el General Horé ocupaba, a la derecha, las alturas de la Torre del Bale.
Los carlistas dividieron sus fuerzas en tres columnas: la primera de ellas, manadada por Carnicer, con los voluntarios aragoneses y parte de la gente de Morella, salieron por la Puerta de San Miguel, dirigiéndose por La Pedrera contra la derecha enemiga; la segunda, mandada por Llorens, Llorach y Brú, con los voluntarios de Villarreal y Alcalá, salió por la Puerta de San Mateo a ocupar las alturas de Beneito; y la tercera, mandada por Covarsí, con los voluntarios de Vinaroz y catalanes, salió por la Puerta del Forcall y, atravesando el Río Bergantes, subió por la Umbría, ocupando la vertiente sur del Bosch. El batallón de Benasal, al mando de Soligó, se distribuyó en las inmediaciones de la plaza; las compañías de Cuevas, Torreblanca y Albocácer, en la caseta de Vallés; los de Castellfort y resto de los de Benasal, en La Peguesa; y las de Cinctorres y Forcall, en el Carraixet y la Caseta de Perich.
Las guerrillas de Carnicer rompieron el fuego, que apenas fue contestado por el contrario; siguió la columana de la derecha, y el fuego se hizo general en toda la línea en la que se peleó con denuedo, por una y otra parte. Avanzaorn dos compañías de cristinos para cortar la retirada de las fuerzas de Carnicer, y advertidos desde el castillo, al toque de retirada del corneta, se desordenó la columna, y aunque se pretendió agruparlos, no lo consiguieron, y unos se retiraron hacia la plaza y otros se adentraorn en los montes. La columna carlista del centro abandonó sus posiciones y la caballería cristina cargó sobre los voluntarios carlistas, que se retiraron a buscar su seguridad tras las murallas de Morella. Si en los días anteriores se pudo comprender lo poco que podía esperarse de aquellos batallones improvisados e insubordinados, después de la humillante retirada, poco podía esperarse de aquellos jefes divididos que se recriminaban los desaciertos. Se convocó junta de jefes para determinar qué debía hacerse, si defender la plaza o abandonarla para reclutar gente en el Bajo Aragónj y Valencia; unos como Covarsí y Vallés eran del parecer que se defendiese la plaza, confiados en que las provincias destacarían fuerzas para protegerlos; otros, más cuerdos, manifestaron el temor de que el gobierno destacaría sus fuerzas disponibles contra Morella, que no estaba en condiciones de soportar un largo sitio. La Junta optó por abandonar Morella, pero no habían de abandonar juntos la plaza sino que lo harían silenciosamente, dejando una pequeña guarnición. Entretanto, los cristinos habían concentrado sus fuerzas, avanzando hasta el Mesón del Colomeret, y aquella misma tarde, la artillería efectuó algunos disparos sobre la plaza. (continua el dia 7) [pp.46-47]
[SALVADOR GASPAR, Manuel (2014): Síntesis de las Guerras Carlistas. Ports de Morella. Edita Familia Salvador Marín. Vinaròs.] Dámaso Calbo, sobre la reacció dels isabelins al pronunciament de Morella: Situada la plaza de Morella a 24 leguas de la de Tortosa, en los confines de Aragón y Valencia, era un punto que los descontentos pensaron conservar. El número de habitantes, a pesar de ser más de 6.000, no constituía la base principal sobre la cual Hervés pensase apoyar la defensa; pero la posición que ocupa Morella sobre un eminente cerro aislado, y en la cumbre del cual se halla el castillo que domina las cercanías, no era cosa de poca consideración, atendiendo al difícil acceso de la villa, que solo puede tener lugar por largas y difíciles cuestas. Es, además, cabeza de 32 villas y 35 lugares, que forman un partido de consideración, cuyos moradores pensaba, Hervés, comprometer en su causa. Las fortificaciones de Morella son de origen arábigo y defienden dlas casas situadas en la parte meridional del monte, formando las calles desde el Este al Oeste, varios arcos y semicírculos, que disminuyen de diámetro a medida que están más elevados, dejando casi horizontales las calles circulares, y muy pendientes las otra que las cruzan de alto a bajo. Desde la eminencia en que está situado el castillo, se descubre una larga extensión de montes y picos, una multitud de cerros y lomas, y aún las raíces profundas del monte que lo sostiene. Esto facilitaba a los malcontentos una atalaya que les previniese de la aproximación del enemigo. Mandó Hervés colocar una parte de la artillería que sacó del castillo en baterías a propósito para inutilizar las que se intentasen dirigir contra la plaza, añadió nuevos obstáculos a los naturales que ofrecía el terreno, no dejando otra entrada que la que concluía en una cuesta dificilísima por su pendiente, defendida, además, por cuatro piezas de artillería. Despachó expresos a Carnicer, que capitaneaba algunos adictos, igualmente que a otras bandas sueltas que recorrían las inmediaciones. Noticioso, además, que don Manuel Bretón, gobernador de Tortosa, había salido con dirección a atacar a Morella al frente de una columna de 600 hombres, y que intentaba subir su artillería por Valvanes [pujava de Sant Mateu, per Vallivana], dispuso salirle al encuentro antes que Bretón aumentase sus fuerzas con las que debían reunírsele por la izquierda y derecha del Ebro, enviadas por los capitanes generales de Cataluña y Valencia. Situáronse 100 infantes en las inmediaciones de Peñarroya para proteger el grueso de las fuerzas de Hervés, posesionadas del Colomer y Coll de Vallivana; otros 200 infantes debían haber rodeado por Valvanes y estar prontos a caer por retaguardia sobre Bretón, al tiempo de la acción. Ínterin tomaba estas disposiciones, los jefes de las topas de la reina también concertaban las suyas: Bretón había llegado a Catí, y no se aventuró sin haberse reforzado con la llegada del provincial de Cuenca y, sin haberse puesto de acuerdo con el mariscal de campo, don Rafael Hore, y con el brigadier Sureda (que mandando una columna en el bajo Aragón, forzaba sus marchas y en apoyo de Bretón debía llegar por minutos). Con estas seguridades avanzaron las tropas de la reina hasta Morella, pasando muy cerca de sus murallas con el doble objeto de reconocerlas y proteger la marcha de la artillería dirigida por San Mateo [pel portal d'aquest nom]. Disparó la plaza un cañonazo y casi puede decirse que fue la señal que advirtió la aproximación de Bretón a la fuerzo que dijimos les esperaba en ventajosas posiciones. Rompióse inmediatamente el fuego por los tiradores de Bretón, tan luego como descubrieron al enemigo, pero este guardó una aptitud imponente, no contestando sino cuando a distancia de medio tiro de fusil vio a los cazadores de la Reina trepar denonadamente las asperezas que defendían. Generalizóse la acción con éxito incierto; ínterin los jefes de los carlistas no observaron que una parte de las fuerzas de Bretón manifestaba querer cortarles la retirada dirigiénose a este fin a campos traviesos. ESto decidió a Hervés y los suyos a retroceder a Morella, pero no con tanta serenidad ni tiempo que no se le creyese en fuga y dispersión de parte de sus fuerzas, yendo unas a incorporarse en las partidas sueltas de los suyos, y otras a encerrarse en la plaza; entre estos se hallaba el cabo Cabrera, y aunque siendo la primera acción en que oía silbar las balas, puede disimulársele el que corriera, según él mismo ha confesado; sin embargo dio su primera prueba de valor cuando, una vez pasado el primer aturdimiento, alentando algunos dispersos, fue retirándose haciendo fuego al enemigo hasta que entró en Morella con más honra militar que la que hubiera entrado otro novicio. Hervés lo nombró sargento, por lo que acabamos de referir. [pp.7-8 [CALBO Y ROCHINA DE CASTRO, Dámaso (1845): Historia de Cabrera y de la Guerra Civil en Aragón, Valencia y Murcia. Redactada con presencia de documentos y datos de una y otra parte. Madrid.] books.google.es |
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1833 |
Desembre, 7-8. Els carlistes van fugint de Morella, mentre les torpes cristines estan a l'aguait: La noche del día 7 de diciembre, unos 1.300 hombres y algunas personas de Morella comprometidas, salieron silenciosamente por la Puerta del Forcall, dirigiéndose por Zorita a Aguaviva, adonde llegaron, según unos, por la mañana y según otros, a las 5 de la tarde de ldía siguiente, con intención de proseguir su camino hacia Calanda. En Morella quedaron tres compañías al mando de Covarsí, Marcoval y Vallés, bajo las órdenes de D. Manuel Soto, que tenía instrucciones de la Junta. (continua el dia 9) [p.47] [SALVADOR GASPAR, Manuel (2014): Síntesis de las Guerras Carlistas. Ports de Morella. Edita Familia Salvador Marín. Vinaròs.] Una versió més contemporània diu d'aquell moment: Reunidas dentro de Morella las fuerzas carlistas, dispuso el Baron de Hervés, formar una columna, a cuyo frente salió en la noche del 7 al 8 de diciembre, dirigiéndose a Calanda por Aguaviva, y el resto de la gente quedó de guarnición en la plaza a las órdenes de D. José Marcoval [no confondre amb Juan Marcoval. Salvador també parla de José Marcoval], comandante retirado. Este gefe observó en Cabrera ciertas cualidades que llamaron poderosamente su atención, y a pesar de su categoría militar le distinguió hasta el punto de alternar familiarmente y sentar a su mesa al nuevo cabo de escuadra. (pàg.35) [DE CÓRDOBA, Buenaventura (1844-45): Vida militar y política de Cabrera. Imprenta y fundición de Don Eusebio Aguado. Madrid.] Tomo I: archive.org Urcelay ens diu els noms sencers dels oficils carlistes que queden en Morella: En la plaza quedaron 300 hombres de guarnición, integrados en tres compañías mandadas por D. Cosme Covarsi [el de Vinaròs], D. Manuel Vallés [no confondre amb el Pascual Vallés que venia de Castellfort; però Buenaventura de Córdoba situa en aquests dies en la zona a Antonio Vallés ¿quin dels dos era?] y el comandante retirado Juan Marcoval [no confondre amb José Marcoval], el jefe más importante que quedaba en tierras valencianas. Con ellos quedó el joven cabo Cabrera, que empezaba a llamar la atención de sus superiores por sus cualidades. (pàg.223)
[URCELAY ALONSO, Javier (2004): El Maestrazgo Carlista. Una visita a los escenarios y lugares de las Guerras Carlistas del siglo XIX. Editorial Antinea. 3ª Edición. Vinaròs.] |
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1833 |
Desembre, 9-10. Marxen de Morella els carlistes que quedaven i van tots cap a Calanda: La noche del 9 al 10 de diciembre, estas compañías [les que s'havien quedat] abandonaron silenciosamente Morella por la Puerta de San Miguel, en dirección a Chiva, marchando con ellas numerosos paisanos y mujeres que temían la entrada de las tropas, con la intención de adentrarse en La Tinanza. En Morella quedó parte del Ayuntamiento, que dispuso lo conveniente para abrir las puertas de la plaza. A las 8 de la mañana del día 10, las avanzadillas cristinas vieron que, desde unos tejados, les hacían señas con pañuelos blancos, y als 9 de la mañana comenzaron a entrar las tropas en Morella, disponiendo el General Horé que quedase de Gobernador de la misma el Brigadier D. Pedro García Navarro y de Comandante de la guarnición, con los Provinciales de Cuenca, D. Manuel Macarro. Las fuerzas que habían salido de Zaragoza para reprimir la rebelión del Bajo Aragón, mandadas por el Coronel D. Cristóbal Linares y formadas por el 2º Batallón del 3º Regimiento de la Guardia Real (800 infantes y 27 caballos), había llegado el día 7 a Monroyo, e informado del movimiento de la columna del Barón de Herbés, el día 8 sale de esa población, flanquea por la derecha a los carlistas y se dirige, por Belmonte, a Castelserás, con la intención de cortarles el acceso a Alcañiz. Al anochecer del día 9 de diciembre, las fuerzas de Herbés, que en su precipitada marcha ha visto disminuir sus efectivos, se sitúan en Calanda, mientras Linares lo hace en Castelserás, y al dia siguiente, tras algunas escaramuzas, las fuerzas de Linares se lanzan al ataque y los carlistas, temerosos de verse envueltos, abandonan la protección que les ofrece los muros de Calanda, y sus inexpertas fuerzas son batidas por las fuerzas de élite del Gobierno (menos numerosas pero mejor instruídas), y los carlistas se diseminan en todas direcciones. El Barón de Herbés y D. Carlos Victoria, tras la derrota, se hallaban juntos refugiados en una casa de campo, cuando recibieron aviso de que paisanos de Villahermosa y Zucaina habían salido en su persecución; huyeron por una estrecha senda, pero capturado Victoria por sus perseguidores, fue entregado al Alcalde de Onda, que lo condujo a Castellón, en donde entró, a las 12 horas del día 19 de diciembre, siendo pasado por las armas al caer el sol del mismo día. (continua el dia 19) [pp.47-49] [SALVADOR GASPAR, Manuel (2014): Síntesis de las Guerras Carlistas. Ports de Morella. Edita Familia Salvador Marín. Vinaròs.] Sobre aquests perseguidors trobem més pistes en la Gaceta d'uns mesos més tard. Sembla que va ser el grup del rector del Castell de Vilamalefa, Manuel Renau, que acabaria ser afusellat en Onda per les tropes de Cabrera. GACETA DE MADRID. Núm.59. Domingo, 20 de Abril de 1834. El capitán general de Valencia, con la misma fecha de 15 del corriente, participa que la gavilla del rebelde mayorazgo de Sarrión que sorprendió algunos pueblos de esta provincia confinantes con Aragón, para apoderarse de las armas que en ellos hubiese, ha sido atacada y dispersa en el pueblo de Linares por el presbítero Don Manuel Renau, cura párroco de la villa del Castillo [Castillo de Villamalefa], a la cabeza de los valientes urbanos de aquella, los de Zucaina, Cortes, Cirat, Arañuel, Montán, Villahermosa y Lucena. Los facciosos dejaron en poder de los leales 40 fusiles y una caja de guerra. Dicho capitán general recomienda muy particularmente el mérito de este digno eclesiástico y decididos patriotas que lo siguen do quiera que encuentran ocasión de dar pruebas de su amor y decisión por la esta causa. Estos mismos fueron los que, batiendo la facción del ex-goberndor de Morella, verificaron su aprehensión y la de una porción de cabecillas que le acompañaban. (pàg.276) [GACETA DE MADRID, Volumen 1. Imprenta Real. Madrid. (1834) [gener-juny]] books.google.es I, també en la Gaceta, veiem com és premiat per la reina Isabel II: GACETA DE MADRID. Núm.79. Sábado, 10 de Mayo de 1834. Excmo. Sr.: Para premiar el mérito de D. Manuel Renau, párroco de la villa del Castillo de Villamalefa, que después de haber derrotado acaudillando a sus feligreses y a los vecinos del inmediato pueblo de Lucena, la faccion mandada por el barón de Hervés y el ex-gobernador de Morella, haciendo a éste prisionero con otros varios, ha batido, a la cabeza de algunos Urbanos, a la gavilla del mayorazgo de Sarrión; se ha servido S. M. la REINA Gobernadora concederle 40 rs. de vellón anuales. (pàg.365) [GACETA DE MADRID, Volumen 1. Imprenta Real. Madrid. (1834) [gener-juny]] books.google.es Desembre, 10. Urcelay ens fa una cronologia de les guerres carlines: 10 de Diciembre.- Las tropas liberales al mando de Hore y Bretón entran en Morella, antes abandonada por la guarnición carlista remanente, de la que formaba parte el cabo Cabrera. Simultáneamente, el grueso de las tropas carlistas que habían salido días antes de Morella fueron derrotados en Calanda. (pàg.21) [URCELAY ALONSO, Javier (2004): El Maestrazgo Carlista. Una visita a los escenarios y lugares de las Guerras Carlistas del siglo XIX. Editorial Antinea. 3ª Edición. Vinaròs.] La nit del 9 al 10 les tropes carlistes que quedaven, abandonen silenciosament Morella per la Porta de Sant Miquel, direcció Xiva, i amb elles, nombrosos paisans amb les seues famílies que temien l'entrada de les tropes. La seua intenció era adentrar-se en la Tinença. En Morella queda part de l'Ajuntament que es prepara per a obrir les portes del lloc. Quan a les 8 del matí els cristins que estaven més a prop van vore que des de les teulades se'ls feia senyals amb mocadors blancs, van saber que podien entrar. A les 9 començaven a entrar. El General Hore posa de Governador al brigadier Pedro García Navarro, i de Comandant de la guarnició, amb els provincials de Cuenca, a Manuel Macarro. [SALVADOR GASPAR, Manuel (2014): Síntesis de las Guerras Carlistas. Ports de Morella. pàg.48. Edita Familia Salvador Marín. Vinaròs.] Buenaventura ens diu: Resignándose a la imperiosa ley de la necesidad, Cabrera abandonó a Morella en la noche del 9 al 10 de diciembre, incorporado a la columna compuesta de 256 hombres que mandaban Covarsí y Marcoval [n'hi havia dos: Juan i José Marcoval]. Dirigiéronse al Bojar, y desde este pueblo al monasterio de Benifasá. En el Bojar nombrose a Cabrera sargento. Derrotadas en las inmediaciones de Calanda por la columna del coronel D. Cristóbal Linares de Butrón las fuerzas que acaudillaba el Barón de Hervés, se reunieron en Chodos los fugitivos que no querían acogerse al indulto publicado por el capitán general de Valencia, y allí se replegó también la partida de Marcoval y Covarsí. Suscitáronse las mismas rivalidades y desavenencias que en Morella: todos deseaban mandar, y todos se echaban en cara los reveses y las derrotas. Los que voluntariamente habían abrazado aquella causa y presenciaban estas disensiones, perdían su inclinación a obedecer, y sentían debilitarse el entusiasmo; por manera que, habiendo corrido la voz de que se aproximaba a Chodos un batallón de provinciales de León hubo grande alarma, y llegaron las cosas a tal punto que, poco faltó para no venir a las manos gefes y soldados. Un cura ofreció a Cabrera y a D. Domingo Forcadell que los escondería mientras durase la efervescencia. Parece que Forcadell se inclinaba a aceptar la invitación, mas Cabrera fue de dictamen que hasta ver los resultados y solo en el último apuro se decidiría a esconderse. Esta feliz inspiración salvó a ambos, pues todos los que se quedaron en Chodos fueron después cogidos y fusilados. Tales acontecimientos sugirieron a Marcoval la idea de que el único modo de atajar la ambición y la indisciplina sería nombrar una nova Junta. [L'elecció serà el dia 19] (pàg.36-37) [DE CÓRDOBA, Buenaventura (1844-45): Vida militar y política de Cabrera. Imprenta y fundición de Don Eusebio Aguado. Madrid.] Tomo I: archive.org Francisco Segarra ens diu que hi va participar el Regiment 'Saboya nº 6': El Regimiento de Infantería de Línea Saboya nº 6 intervino en el sitio y toma de Morella el 10 de diciembre de 1833; y operaciones en el Maestrat en 1840 (pàg.277) [SEGARRA CAPSIR, Francisco (2016): Todas las guerras sufridas en el Maestrazgo histórico. Editorial Antinea. Vinaròs.] |
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1833 |
Desembre, 19 i 26. Primers afusellaments d'oficials carlins: El Barón de Herbés y D. Carlos Victoria, tras la derrota (de Calanda), se hallaban juntos refugiados en una casa de campo, cuando recibieron aviso de que paisanos de Villahermosa y Zucaina habían salido en su persecución; huyeron por una estrecha senda, pero capturado Victoria por sus perseguidores, fue entregado al Alcalde de Onda, que lo condujo a Castellón, en donde entró, a las 12 horas del día 19 de diciembre, siendo pasado por las armas al caer el sol del mismo día. El General Horé, compañero y amigo de Victoria, y al parecer, tan comprometido como él, nada pudo hacer sino cumplimentar las órdenes recibidas del Capitán General Conde de Cuba. Un día después, el 20 de diciembre, el Alcalde de Manzaneda, con unos paisanos armados, capturó al Barón de Herbés, a su hijo mayor; al Comandante D. Vicente Gil, de los realistas de Líria; el Capitán D. Antonio Borrás y otros familiares del Barón en la Masía de Baquerizas [terme de Manzanera], siendo conducidos a Teruel, donde fueron fusilados el Barón y el Comandante Gil, el día 26; indultados el Capitán y el hijo mayor de Herbés, y puestos en libertad sus familiares. Tras los desastres de Morella y Calanda, los fugitivos carlistas, o regresaron a sus hogares, acogiéndose a indulto, o se refugiaron en lo más agreste de la orografía comarcal para lograr su supervivencia, el Coronel Carnicer era de La Codoñera; el Teniente D. Joaquín Quílez era de Samper; Cabañero, de Urrea de Jaén; el Capitán D. Joaquín Bosque, de Calanda; Catalán "El Royo", de Nogueruelas; Herrrero "El Organista", de Teruel; los hermanos Marco eran de Bello; José Miralles "El Serrador", de Villafranca; etc. Como nadie podía volver a sus casas, optaron por vivir sobre el terreno, y refugiados en la zona comprendida entre la Sierra de Gúdar, Beceite y La Tinanza revivieron en su conciencia la situación de la Guerra de la Independencia, y dieron comienzo al a organización de las partidas. No eran dueños de la que consideraban capital y principal plaza fuerte de la comarca, ni de los pueblos que controlaban las comunicaciones ordinarias entre ellos, pero aún así, desde los pueblos de Els Ports, El Maestrat, Puertos de Beceite y Bajo Aragón, fluyó el personal que engrosó sus filas, prosiguiendo el levantamiento de partidas; y las unidades del ejército regular no podían responder más que de las localidades en las que estaban instaladas, sin poder interrumpir la afluencia de voluntarios. La participación popular fue de tal índole, que incluso en aquellas zonas que carecían de jefes militares de probada capacidad de organización para la creación de unidades combatientes, no fue impedimento para que se poblasen de unidades guerrilleras y, si bien es cierto que no faltaron militares de carrera en la comarca, es innegable también, que quienes más adhesiones consiguieron fueron aquellos jefes de auténtica extracción popular que invadieron todos los escalones de la jerarquía militar carlista desde el más modesto jefe de partida hasta los niveles más alto del generalato. Dada la característica de la guerra de guerrillas, si tuviésemos que relatar todos los hechos y vicisitudes por las que tuvieron que pasar las poblaciones de la comarca en esta primera fase de la guerra, y las acciones de los jefes de partida y columnas militares que en ella intervinieron, se haría este trabajo confuso e interminable, pues vendría a ser la historia de cada una de las villas y ciudades de la comarca, y la biografía de cada uno de los jefes contendientes. (continua el dia 31, però de gener amb nous afusellaments, no el 31 de desembre com diu) [pp.49-50] [SALVADOR GASPAR, Manuel (2014): Síntesis de las Guerras Carlistas. Ports de Morella. Edita Familia Salvador Marín. Vinaròs.] Segarra diu: En Castellón es fusilado Carlos Victoria, que había sido hecho prisionero días antes en al batalla de Calanda (Teruel) que perdieron los carlistas. Pocs dies més tard l'afusellat era un altre: Ese mismo día [27 de desembre] el Barón de Herbés era fusilado en Teruel después de haber sido hecho prisionero por las tropas isabelinas cuando intentaba refugiarse en la masía Barberizas del término de Manzanera (Teruel). [efectivament, la Masía de Vaquerizas, com la cita Salvador, està en Manzanera, a l'oest de Los Cerezos] [SEGARRA CASPIR, Francisco. Los horrores en el Maestrazgo carlista (el desastroso siglo XIX español), pàg. 29. Ed. Antinea. Vinaròs. 2011] Buenaventura ens diu com, després de la desfeta, les tropes carlistes elegeixen una nova Junta: El día 19 de diciembre se verificó el acto en medio de la plaza de Vistabella. La urna destinada a recibir los votos era una caja de la guerra; y el secretario escrutador, el que dirigió este acto, el que proporcionó el papel y tintero, Ramon Cabrera. No votó porque los sargentos estaban escluidos. [...] El resultado de la votación fue quedar elegido Marcoval gefe de las fuerzas; y aquí ocurrió un hecho verdaderamente dramático. Cundo estaba nombrando el gefe no había soldados a quienes mandar. D. Antonio Vallés [altres parlen de Manuel; estaven els dos?], D. Vicente Chulvi y otros oficiales, desde el momento en que creyeron que la elección recaería en Marcoval, dieron orden a su gente para reunirse en un punto distante de Vistabella una legua, y allí acudieron desués Vallés y Chulvi. Tocose llamada para dar a reconocer al gefe electo, y nadie se presentaba. Confuso Marcoval e indeciso en el partido que adoptaría [...]. Cabrera fue nombrado en Vistabella subteniente de infantería. (pàg.38-39) [DE CÓRDOBA, Buenaventura (1844-45): Vida militar y política de Cabrera. Imprenta y fundición de Don Eusebio Aguado. Madrid.] Tomo I: archive.org |
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1833 |
Desembre, 23. Detencions carlistes: GACETA DE MADRID. Núm.1. Jueves, 2 de Enero de 1834 El general Hore trascribe el parte dado el 23 por el comandante de armas de S. Mateo D. Vicente Carroneo, del que resulta haber sido batida la facción capitaneada por el ex-comandante de realistas D. Cosme Cobarsi y Don Miguel de Soto, dejando tres muertos, ocho heridos y tres prisioneros, y abandonado en su fuga varias armas, mochilas y mantas. (pàg.3) [GACETA DE MADRID, Volumen 1. Imprenta Real. Madrid. (1834) [gener-juny]] books.google.es |
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1833 |
Desembre, 24. Separació de les tropes calistes: Replegados los carlistas después de este encuentro (con una columna enemiga marchando en dirección a la villa de las Cuevas), pasaron a las masías de las Atalayas, término de Alcalá de Chisvert, y allí se suscitaron nuevas disputas y rivalidades. Conoció Cabrera cuán tristes eran aquellas circunstancias, y cuán imposible contener el desoren y conciliar los ánimos. Así es que solo se trató ya de la seguridad individual, y decidieron los gefes marchar a la casa de campo denominada Mas-Roig, territorio de Rosell, a fin de conferenciar acerca del partido que convendrí tomar en tan desesperada situación. Todos creyeron que era indispensable separarse. Vallés, Chulvi y 40 ó 50 hombres más de aquella fuerza pasaron a los puertos de Beceite. Forcadell, Beltrán y otros del país se quedaron en las inmediaciones de Rosell. Marcoval, Soto y Cabrera marcharon a la masía del Sirés, situada en el barranco de Vallibana [serà el mas de Cirers de Vallibona, riu avall ja prop de terme de Rosell]. Esta separación se verificó el día 24 de diciembre de 1833. (pàg.45) [DE CÓRDOBA, Buenaventura (1844-45): Vida militar y política de Cabrera. Imprenta y fundición de Don Eusebio Aguado. Madrid.] Tomo I: archive.org |
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Desembre, 25. Afusellaments de carlistes: GACETA DE MADRID. Núm.1. Jueves, 2 de Enero de 1834. El general Hore trascribe el parte [...]. Y con la del 25 anuncia el mismo general haber sido pasados por las armas los cabecillas Don Julián Saforas y D. Francisco Carlos Errans y Rodríguez, aprehendidos por la justicia de Burriol. (pàg.3) [GACETA DE MADRID, Volumen 1. Imprenta Real. Madrid. (1834) [gener-juny]] books.google.es |
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1833 |
Desembre, 27. El dia 20 de desembre, un dia després de l'afusellarment de Carlos Victoria, l'alcalde de Manzanera, amb uns paisans armats captura, en la Masía de Vaquerizas, el Baró d'Herbés, al seu fill major i al comandant Vicente Gil (el dels reialistes de Llíria), al capità Antonio Borrás i a algun altre familiar del Baró. D'allà els van portar a Terol on, el dia 26 [27?], van ser afusellats dos d'ells: el Baró d'Herbés i el comandant Vicente Gil. Més sort van tindre el capità Antonio Borrás i el fill del Baró, que van ser indultats, així com els altres familiars del Baró, que també van eixir en llibertat. [SALVADOR GASPAR, Manuel (2014): Síntesis de las Guerras Carlistas. Ports de Morella. pàg.49. Edita Familia Salvador Marín. Vinaròs.] GACETA DE MADRID. Núm.1. Jueves, 2 de Enero de 1834. El capitán de Aragón con la misma fecha [28 de desembre] avisa asimismo que, en cumplimiento de los Reales decretos relativos a sublevación, han sido pasados por las armas en Teruel, a las once de la mañana del día 27, el coronel graduado barón de Hervés, y el ex-comandante del batallón de voluntarios realistas de Liria D. Vicente Gil. (pàg.3) [GACETA DE MADRID, Volumen 1. Imprenta Real. Madrid. (1834) [gener-juny]] books.google.es |
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1833 |
Desembre, 28-29. Llegim en la Gaceta: GACETA EXTRAORDINARIA DE MADRID. Núm.2. Jueves, 2 de Enero de 1834. Deshecha enteramente la considerable facción del Maestrazgo apoyada a la plaza de Morella, pasados por las armas sus gefes, el barón de Hervés, el ex-gobernador Vitoria, el comandante de realistas Gil, y los cabecillas Fusté y Torá, solo quedaba el furioso Carnicer, que en su fuga pasó el Ebro por la barca de Escatrón el 28, y en el mismo día fue alcanzado y dispersado; de manera que al siguiente fue sorprendido por el corregidor de Caspe con solo seis que le seguían y que lograron fugarse por la oscuridad de la noche y fragosidad del terreno, abandonando caballos, armas y otros efectos. (pàg.2) [GACETA DE MADRID, Volumen 1. Imprenta Real. Madrid. (1834) [gener-juny]] books.google.es |
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Primera Guerra Carlista o "dels 7 anys": 1833 1834 1835 1836 1837 1838 1839-1840 Entreguerres: ("guerra del Groc"): 1841-1843 1844-1846 localitzacions Segona Guerra Carlista o "dels matiners": 1846-1849 Entreguerres: 1849-1868 1869-1872 Tercera Guerra Carlista: (1872-1876) 1872 1873 1874 1875 1876 |
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Recopilació bibliogràfica i transcripcions de Jacint Cerdà