PORTELL, en temps dels romans (s.III aC - s.V dC)
 

segles

ibers

primera part

s.III aC - s.V dC

visigots

biblio

Pomponi Mela   Claudi Ptolomeu (s.II)    Els clàssics


 

Segle VIII aC: de l'1 de gener de l'any 800 aC fins al 31 de desembre de l'any 701 aC

Segle VII aC: de l'1 de gener de l'any 700 aC fins al 31 de desembre de l'any 601 aC

Segle VI aC: de l'1 de gener de l'any 600 aC fins al 31 de desembre de l'any 501 aC

Segle V aC: de l'1 de gener de l'any 500 aC fins al 31 de desembre de l'any 401 aC

Segle IV aC: de l'1 de gener de l'any 400 aC fins al 31 de desembre de l'any 301 aC

Segle III aC: de l'1 de gener de l'any 300 aC fins al 31 de desembre de l'any 201 aC

Segle II aC: de l'1 de gener de l'any 200 aC fins al 31 de desembre de l'any 101 aC

Segle I aC: de l'1 de gener de l'any 100 aC fins al 31 de desembre de l'any 1 aC

Segle I dC: de l'1 de gener de l'any 1 fins al 31 de desembre de l'any 100

*Els documents que trobeu escrits en blau són els que s'han afegit a la secció recentment.

 
 

[NOTA IMPORTANT: No hi ha "segle zero" entre el segle I aC i el primer segle dC. A més, no hi ha 0 dC El calendari gregorià "salta" d'1 aC a 1 dC. El segle I abans de Crist inclou l'any 100 aC fins a l'1 aC. D'altres segles abans de Crist segueixen el mateix patró.)

 

ANY

REFERÈNCIA BIBLIOGRÀFICA

 
romans

En el llibre "Maestrazgo, laberinto de silencio", Montserrat Martínez parla, a més del final de l'iberització, dels inicis de la romanització de les nostres terres:

Un momento clave en la historia antigua del territorio que nos ocupa viene dado con la presencia del romano Sertorio en el valle medio del Ebro (76-73 a.C.) y las guerras consiguientes. En este trienio, muchos yacimientos ibéricos desaparecerán, llegando la destrucción hasta Azaila y los yacimientos del Regallo, en Andorra. En la zona Norte del Parque Cultural del Mastrazgo no hemos constatado suficientemente esta presencia destructora, pero los habitantes de La Guardia, en Alcorisa, y Santa Flora, en Mas de las Matas, bajarán a las zonas llanas donde levantarán sus construcciones. La villa romana de La Guardia así nos lo atestigua. Con este proceso se comprueba que la iberización no pudo madurar plenamente y alcanzar sus máximos logros culturales, como ocurrió en otras áreas del mundo ibérico mediterráneo, pues su evolución se interrumpió con la imposición de los esquemas culturales de la cultura romana.

La etapa romana de nuestras tierras se caracteriza por el desarrollo de unidades de explotación agrícola, la villa rústica, como agente de romanización. Esta entidad, que se encuentra bien documentada en la literatura republicana romana, aparece tanto en la zona norte como en el interior y uno de los problemas que presenta s su relación con un asentamiento de mayor rango al que atribuirle responsabilidades sobre el territorio. Intentando resolver esta cuestión, comprobamos que en la zona norte nos encontramos con un núcleo urbano romanizado, próximo y de entidad, que para nosotros pudo ser el centro que aglutinó a la población del área y se convirtió en un punto de toma de decisiones administrativas: se trata de El Palao, en Alcañiz. Para la zona sur o del interior, tendremos que remitirnos al asentamiento ubicado en el término municipal de El Forcall, la Moleta dels Frares, donde Alföldy sitúa la 'Colonia Lasserensis' y que tuvo que estar muy relacionado con los pequeños asentamientos romanizados de otros lugares estratégicos: La Iglesuela y Mosqueruela, por ejemplo. [...] Podemos deducir de su ubicación geográfica un esquema de fundus, con una villa central y establecimientos pequeños, dependientes, a modo de caseríos. Este esquema organizativo es semejante al que los romanos utilizan en el Valle del Ebro, a partir de la caída de Numancia.

Todo lo anteriormente expuesto, nos remite inevitablemente a la existencia de unas vías de comunicación que permitían el control e intercambio de gentes. Sin embargo, la arqueología no ha podido comprobar directamente, con el descubrimiento de tamos de calzadas, muchas de las hipótesis existentes en este sentido. Es razonable el que digamos que el valle del río Bergantes sería una ruta de penetración importante desde el Ebro, a través del Guadalope, pues en el mapa de Hispania durante el Alto Imperio aparece una Lassira (en el Forcall), como límite del Convento Jurídico Caesaraugustanus y los yacimientos ubicados en la confluencia del Bergantes con el Guadalope lo pueden justificar. Asimismo, se habla de la calzada que, a través de Ildugoite (supuestamente Oliete), se internaría hacia Alloza y tierras del interior. Pero bien poco conocemos sobre la situación detallada de la red viaria de estas tierras en la época romana. Este desconocimiento se debe también a que, por no tratarse de vías de primer orden, o bien han desaparecido o pueden confundirse con los actuales caminos de tierra, todavía en uso. [...]

Un ejemplo interesante para ilustrar esta situación [que Roma s'imposa], lo tenemos en los materiales encontrados en el yacimiento de la Virgen del Cid, de La Iglesuela. Se trata de un asentamiento que no se destruye y perdura hasta bien entrado el siglo III de nuestra era. Según sus estudiosos, pudo cubrir un papel de fortín, o bien pudo ser un fundus, vinculado con la Colonia Lasserensis de El Forcall. También pudo ejercer funciones administrativas y en este contexto se puede pensar en algún protagonismo para las familias identificadas en las lápidas de la actual ermita, como las que llevaban el cognomen PROCULUS o el gentilicio DOMITIUS.

Las comunidades indígenas de las tierras que nos ocupan y los llegados de fuera compartirán todos un mismo destino, ya romanizado el territorio, que se encamina hacia la crisis del siglo III, visible en todos los ámbitos del Imperio Romano, y a la posterior decadencia en todos los órdenes de la vida pública. Efectivamente, en las ciudades del Imperio, a partir del siglo III se comprueba un refuerzo de los sistemas defensivos, por ejemplo en las murallas de Caesaraugusta, las instituciones ciudadanas entran en crisis, abandonando sus obligaciones con las áreas controladas y las gentes se refugian en el campo. Todos estos acontecimientos tendrán su repercusión en todo el territorio, incluso en las áreas marginales como las que nos ocupan. A partir del año 449 de nuestra era, los movimientos de gentes, como los bagaudas, agudizarán una crisis que culminará con las invasiones germánicas. Los visigodos se asientan en nuestra zona y también dejarán impronta en ella.

[MARTÍNEZ GONZÁLEZ, Montserrat. Maestrazgo, laberinto de silencio. Capítulo: La prehistoria y la antigüedad. pàg. 47-50. Parque Cultural del Maestrazgo. Plan de Dinamización Turística del Maestrazgo. Teruel. 2003]


romans (inscripcions)

Fidel Puig, parlant de les làpides romanes trobades a l'ermita de la Mare de Déu del Cid, fa esment a un treball dels anys 20. Abans, ja hem inclòs un fragment del mateix autor, on parla de les relacions entre ibers i romans (consultar-ho en la secció dels íbers):

En 1928, don Jaime Solsona aportaba estos datos históricos: [...] Los romanos, al dominar España, eligieron para mansión el castro ibérico, pues por la población pasa la vía militar romana que, a partir del empalme del arco de Cabanes, con la que iba por la costa, partía a Teruel, pasando por la Iglesuela, pues de dicha vía aún puede contemplarse, siendo lástima que haya desaparecido el miliario que hizo colocar Trajano al reconstruirla. Y para mayor abundamiento, en la parte oriental de la ermita se halla colocada la necrópolis romana, pues las lápidas funerarias halladas y empleadas para la reconstrucción que se hizo de dicha ermita así lo demuestran, y en particular, una conservada en la entrada demuestra que hubo templo al Sol y que la traducción de la lápida ibérica es exacta.

Després, Fidel ens diu la traducció de les distintes làpides trobades a l'ermita, i ho fa basant-se en els treballs de A. Ventura Conejero en "Estudios turolenses sobre las inscripciones ibéricas y romanas en Iglesuela del Cid", que a la vegada, cita a Hübner:

En el poyo de entrada al vestíbulo de la sacristía, a la izquierda de la puerta, se encuentra esta lápida, muy borrosa (F.N-10) e incompleta. Es de piedra tosca. Parece una lápida completa. Mide 55 cm. de alta por 71 de ancha. En la actualidad está dentro de la entrada. La letra mide 4,3 cm. Parece capital cuadrada. [...] Según Hübner: "A CAYO CECILIO JUNIANUS DE TREINTA AÑOS... SU MADRE A SU HIJO QUERIDÍSIMO".

También Hübner publicó la siguiente inscripción: " L. Dom Cresci". = LUCIUS DOMINICIUS CRESCENS. Domicius es el nomen de esta familia de Iglesuela que aparece en todo este grupo de inscripciones. Dice, fue vista por Campillo en 1819, en la piedra de un poyo, tal vez junta a la anterior, pero actualmente no la hemos encontrado.

En la pared exterior de la ermita, en la esquina que corresponde en su interior al altar mayor, en la cara nordeste, se encuentra esta inscripción: "Dis Manibus Sacrum. Marcus Domitius PROCVLVS ANnorum XVII Hic Situs Est. Marcus Domitius SERANUS PATER FILIO PIISIMO FECIT ET SIBI". Es una piedra de color uniforme, colocada en dicha esquina a 1,20 m. del suelo. Probablemente es un fragmento, pues en él hay un adorno sólo en la parte derecha. Es una lápida en forma de paralelepípedo, que mide 60 cm. de altura por 97 de anchura y 42 de profundidad. Forma esquina en la pared. [...] (Se traduce así ) = "CONSAGRADO A LOS DIOSES MANES. MARCO DOMICIO PRÓCULO DE 17 AÑOS AQUÍ ESTÁ ENTERRADO. MARCO DOMICIO SERANO HIZO (LA TUMBA) PARA SU HIJO QUERIDÍSIMO Y PARA ÉL MISMO".

En la cara de la izquierda de esta inscripción, que con ella forma esquina, se encuentra grabada una inscripción en latín, del siglo XVI, que dice: "Jesus Homo Salvator, ECCLESIA MARIAE VIRGINIS DEL SCIT 1546. Manu DEONIS BELIN... ME FECIT" = "JESÚS HOMBRE SALVADOR. IGLESIA DE LA VIRGEN MARÍA DEL CID. 1546. POR MANO DE DIONÍS (Dionisio) BELÍN...ME HIZO". Corresponde a la fecha en que se construyó la ermita.

A la antigua ermita parece que perteneciron (o tal vez a un monumento romano) pertenecieron tres fragmentos de pilares con cuatro estrías, uno de ellos con un capitel compuesto.  [...] En otra esquina, o sea, la noroeste de la ermita, encontramos en una misma lápida dos inscripciones: "HAVE PROCLE" = "SALVE, PRÓCULO". La otra, es una copia de la anterior: "Dis Manibus sacrum. Marcus Domitus PRoculus ANnorum XVii hic situs est. Marcus Domitius Seranus pater FILIO piisimo FECIT ET sibi".

En la misma esquina de esta inscripción hay dos relieves funerarios romanos, y un fragmento de pilar con 4 estrías, ya estudiado. Uno de los relieves romanos está en esa esquina noroeste, a unos 2m del suelo. Representa una rueda solar de unos 20 cm. de diámetro, con seis radios. Si representa un sol o una estrella habría que relacionarlo con el culto solar, de sentido funerario. El segundo relieve es mucho más grande. [...] Representa, a mi juicio, un lekythos o vaso funerario, en el centro, y a ambos lados, dos delfines que sostienen un círculo, donde irían los retratos (en bronce o cobre) de los difuntos. [...] Si el relieve perteneció al mismo monumento funerario que las dos inscripciones estudiadas, como es de suponer, los dos círculos llevarían los retratos en relieve metálico de Marco Domicio Serano y de su hijo Marco Domicio Próculo.

En el vestíbulo de la sacristía de la iglesia, en un lugar destacado, se encuentra la siguiente inscripción inédita: "Gaius DOMITIVS Gaii Filius GALeria, PROCVLUS ANnorum XX Hic Situs Est. Gaius DOMITIVS GALeria PROCVLVS.AELIA Luci Filia SVPEr STAt (interpretación muy dudosa). Lucius AELIVS ASIATICUS, VALERIA NYSA Vivi Fecerunt". Lápida de jaspe, paralelepípedo de 52 x 46,5 x 19cm. Está entera y bien conservada. = "GAYO DOMICIO [PROCULO?], HIJO DE GAYO, DE TRIBU GALERIA, [ací falta un troç de traducció, que vindria a ser: "DE 20 AÑOS AQUÍ ESTÁ ENTERRADO. GAYO DOMICIO PROCULO, DE LA TRIBU GALERIA.] ELIA, HIJA DE LUCIO, ESTÁ ENCIMA. LUCIO ELIO ASIÁTICO, VALERIA NISA, VIVOS, LO HICIERON".

La familia Domicia fue, sin duda, la propietaria de esta supuesta "villa" de Ateba, pues ya hemos visto varios miembros de ella. Si intentamos establecer un parentesco entre estos personajes, podríamos suponerlo así: Lucio Elio Asiático y Valeria Nisa forman un matrimonio, padres de Elia, que a su vez está casada con Gayo Domicio Próculo, padres ambos de otro homónimo, Gayo Domicio Próculo, de veinte años, el primer enterrado de esta tumba.

De estas líneas se deduce la importancia arqueológica del lugar. Existió allí un poblamiento ibérico, como muestran las tres inscripciones encontradas. Después, una villa perteneciente a la familia Domicia, emparentada después con la Aelia, castro romano. Aún en época árabe y cristiana estuvo el lugar habitado. Existió, sin duda, un castillo, que en un momento determinado se relacionó con el Cid. La Iglesuela adjunta dio nombre al pueblo, que después se trasladó al otro lado del barranco, donde está actualmente.

Després, Fidel ens diu el que va dir Don Salvador y B.:

Entre las ruinas de dicho lugar y castillo se han encontrado restos de edificios, sepulcros, piedras labradas, ánforas, monedas de plata y cobre de los emperadores Trajano, Constantino, Cayo César y Filipo-Augusto; otras arábigas de Almanzor, medallas romanas, flechas, mosaicos, una lamparilla muy bien conservada dentro de un sarcófago y varias lápidas íberas y romanas. [deu d'estar en algun lloc tot això? algun museu?] (...) Un poco más abajo de dicho lugar y castillo se conserva todavía la cueva de los moros, en la que se han encontrado cal y restos humanos, y se supone que los del pueblo de arriba enterraban allí los muertos. (...) El lugar y castillo que se hallaban situados al extremo sur de la montaña debían ser la antigua ciudad Atheva o Ateba que cita Escolano con otros historiadores, y que colocaban entre Castra-Aelia, Bisgargis y Carthagovetus. Sus restos de edificios, sus sepulcros, sus monedas y medallas romanas, sus ánforas y demás objetos encontrados dan a conocer bien su procedencia. Y si comparamos su posición con la de Cartago-vetus, casi podríamos suponer que tuvieron ambas un mismo fundador. Hubo una población romana y un castillo, que de éstos sería prefecto o gobernador, Próculo; las lápidas dicen que Serano las dedicó a los restos mortales de su familia, y si esta familia no fue cristiana es lo que se prueba. Este próculo gozó de gran autoridad (prefecto de Roma y encargado de los edificios) en la época de Teodosio el Grande. (...)

I cita, de nou, a Jaime Solsona:

Las lápidas romanas son del tiempo de la república, pues así lo demuestran sus siglas. Existen, además, restos de capiteles, columnas, estriamientos, dovelas, ménsulas, etc., procedentes de suntuosos edificios grecorromanos del más puro estilo y seguramente del templo al Sol, restos de edificios y cerámica importada, que Iglesuela en tiempos de los romanos fue una población rica y de muchísima importancia, siendo en tiempo de la república romana la familia Domicio Proculo la tal vez de más abolengo y la que dominaba, como lo demuestran sus repetidas lápidas. La señalada con el número 1 [la ibérica] llevaba una estatua que no sería la única, seguramente.

Continua Fidel dient:

En los trabajos agrícolas verificados en las tierras de labor alrededor de la ermita, se han hallado, además de lápidas y restos de edificaciones, monedas íberas de ILDUM y DERTOSA, de HUESCA y, seguramente, las habrá de ESGLEN, pues tenía el privilegio de acuñar la moneda como municipio romano, y se regía por sus propias leyes. También hay monedas de cobre, al igual que cerámica sigilata y otras variedades de otras culturas.

[PUIG IZQUIERDO, Fidel Alejo. La Iglesuela del Cid y su ermita. Datos geográficos e históricos. pàg. 14-32. Imprenta Ferrando. Alcañiz. 1991]


romans (inscripcions)

Algunes de les principals inscripcions romanes de la zona. Algunes altres, que tenim, més o menys datades, estan més avall, entre els segles I i II dC. Trobem fotos i fitxes en un parell de webs, una d'elles alemanya. Però també, en altres llocs, com aquest blog: oppidaimperiiromani.blogspot.com


A més d'inscripcions en pedra, s'han trobat també en altres peces més xicotetes, com monedes i medalles però també les "tésseres" (no confondre amb les tesselles dels mosaics), que eren com unes fitxes d'identificació personal consistents en una peça quadrangular, o no, de metall o d'altres materials durs, on hi havia inscripcions diveres o el propi nom. N'hi havia de militars, altres per poder assistir a funcions teatrals o banquets, i d'altres eren d'hospitalitat entre pobles o gents diverses (en aquest cas es partia l'objecte en dos, un per a cada persona interessada). Se n'han trobat a l'Anglesola i a Forcall. Algunes fonts parlen de que són de Lesera però fiquen al mateix sac el jaciment de l'Anglesola i el de Forcall. Cal anar amb compte i buscar informació més precisa.

Lesera (Forcall)

NIGR(---)

Tésera redonda y pulida. en poder de Liborio Molinos.

eda-bea.es

Lesera (Forcall)

NIC

VI

Tésera de color blanco, tallada y pulida, con inscripciones en el anverso y en el reverso. Tiene forma de ovoide.

eda-bea.es

 

 

Lesera (Forcall)

ANDV

VI

Tésera de color blanco, tallada y pulida, con inscripciones en el anverso y en el reverso. Tiene forma de ovoide.

eda-bea.es

Lesera (Forcall)

PA

VIII

Tésera de color blanco, tallada y pulida, con inscripciones en el anverso y en el reverso. Tiene forma octogonal.

eda-bea.es

   

Lesera (Forcall)

IN

IX

Tésera de color blanco, tallada y pulida, con inscripciones en el anverso y en el reverso. Tiene forma rectangular.

eda-bea.es

   

[EPHIGRAPHIC DATABASE HEIDELBERG. Heidelberg Academy of Sciences and Humanities.] edh-www.adw.uni-heidelberg.de [contingut inestable)

[HISPANICA EPIGRAPHICA.] eda-bea-es (Forcall)

 


En una base de dades alemanya anomenada Epigraphic Database Heidelberg [EDH], trobem diverses inscripcions romanes del nostre territori.

Fitxa F008349 (sense foto), i inscripció HD026810. [Enllaços caiguts]

Inscription Database: Owner/artist inscription from Lesera - La Iglesuela del Cid (Hispania citerior). Find spot: -

Foto: db.edcs.eu

Majuscule:

FAVENTINI

Transcription: "Faventini".

Chronological Data: -

Literature: CIL 02. [Corpus Inscriptionum Latinarum]

Type of inscription: owner/artist inscription. Language: Latin.

Type of monument: tessera (height: 3 cm, width: 8 cm)

Comment: Tessera nummularia

People:

Person 1: Name: Faventini (Cognomen: Faventinus)

[EPHIGRAPHIC DATABASE HEIDELBERG. Heidelberg Academy of Sciences and Humanities.] edh-www.adw.uni-heidelberg.de [contingut inestable)

En Hispania Epigraphica trobem també la inscripció, sense foto: eda-bea.es


Geza Alföldy diu en una nota a peu de pàgina:

(46) [...] hay todavía una placa de hueso con la inscripción "Faventini" (procedente de La Iglesuela del Cid, inédita).

[ALFÖLDY, Geza (1977): Res Publica Leserensis (Forcall, Castellón). Servicio de Investigación Prehistórica. Diputación Provincial de Valencia. Serie de trabajos varios, núm.55. Valencia] mupreva.org


Arasa, parlant del jaciment del Morrón del Cid es fa resó de les publicacions sobre les inscripcions que apareixen i també en parla. Consultar la publicació.

Este conjunto epigráfico hace de El Morrón el yacimiento hispano-romano que más inscripciones ha proporcionado por el momento, de la provincia de Teruel. En total aparecen nueve personajes, cuya relación es la siguiente:

L. Aelius Asiaticus.

C. Caecilius I[---].

L. Domi[tius] Cres[cens].

G. Domitius Proculus.

G. Domitius Proculus.

M. Domitius Proculus.

M. Domitius Seranus.

Valeria Nysa.

Aelia Supe[r]sta.

De ellos, como puede verse, cinco presentan el gentilicio Domitius, y de éstos, a su vez, tres llevan el mismo cognomen: Proculus. Este hecho proporciona una relativa unidad a la documentación epigráfica conocida, en la cual, como ya señaló Ventura, puede reconocerse el 'stemma familiar'. (pàg.76)

Parla d'una via romana:

Su trazado entre Vilafranca y La Iglesuela debió ser similar al que más tarde seguiría el camino medieval, que aún perdura en algunos tramos. Poco antes de llegar a La Pobla de Sant Miquel, todavía en término de Vilafranca, se observan en el camino viejo algunas carriladas en la roca. A la altura de este caserío debió cruzar la Rambla, tal vez por algún antiguo puente hoy desaparecido, que bien pudo haber estado situado en el mismo lugar donde más tarde se levantó el puente gótico que todavía subsiste. A partir de aquí, la vía ascendía por tierras de La Iglesuela siguiendo el trazado que el camino viejo que transcurre paralelo a la carretera, y en el que también se observan rodadas en algunos puntos. Más tarde debió desviarse a la derecha para buscar la misma vertiente del Barranco de las Viñas, por donde transcurre el Camino de la Fuente Salla, en el que hay rodadas fuertemente marcadas en la roca. Más tarde cruzaría el barranco a la altura de esta fuente, y seguiría por el camino que va a enlazar con la pista que conduce a la Ermita de la Virgen del Cid. Una vez en la pista moderna, seguiría un trazado paralelo a ésta en el tramo conocido como la Vuelta del Predicador, descendiendo luego hacia el Barranco del Cid, que cruzaría poco más arriba del puente moderno, donde, a ambos lados del cauce rocoso, se observan también algunas rodadas. A partir de aquí, su trazado sería igualmente paralelo al de la pista, aunque posiblemente con una pendiente más regular, hasta alcanzar la cima de la loma, ya cerca del Morrón.

Desde el yacimiento la vía continúa en un tramo que parece seguir una dirección similar a la de la Rambla. Descendería por el Barranco de San Antonio [el de baixada a la font] hasta alcanzar un risco situado en su margen izquierda sobre la Torre Benicasim, donde pueden verse unas largas carriladas; en este punto serían necesarias para el descenso importantes obras de terraplenado para salvar el desnivel existente. A partir de aquí debió seguir el trazado del antiguo camino de La Iglesuela a Castellfort, que, bordeando la Rambla por su marge izquierda, puede seguirse hasta el Barranco del Peral, límite con el término de Portell. Probablemente haya que poner en relación con su paso por esa parte de la Rambla el topónimo Alcantariella, que desde 1212, encontramos en numerosos documentos medievales. De seguir la misma dirección que la Rambla, esta vía podría dirigirse hacia la Moleta dels Frares (Forcall, Castellón), importante yacimiento situado a unos 20 km. al norte de La Iglesuela, que por su extensión y caracteríasticas podría tratarse de un municipio romano [Lesera].

Por otra parte, esta misma vía podría continuar en su dirección original SE-NO desde la Fuente Salla, atravesando el mismo pueblo de La Iglesuela, y siguiendo hacia Cantavieja para enlazar más tarde con otra que vendría de Forcall, pasando por Mirambel, la Solana, el Cuarto Pelado y el Hostalejo de Cantavieja, para dirigirse finalmente hacia Fortanete.

Un último ramal podría partir de esta vía en las cercanías del establecimiento romano de la Llometa dels Planassos, en término de Vilafranca, para ascender por el pasillo natural del Barranc de la Font d'Horta, en donde también pueden verse algunas rodadas en la roca, hacia el caserío dels Montllats y los pueblos turolenses de Mosqueruela y Puertomingalvo. Se trataría, según Ventura, de un camino que arrancaría de la vía Saguntum-Bilbilis, y que pasando por Rubielos de Mora, La Iglesuela y Forcall, enlazaría por el Bajo Aragón con la vía Tarraco-Cesaraugusta. El Cid podría haber seguido esta ruta, según señala Ventura, cuando desde El Poyo, pasando por Teruel, se dirige a El Pinar de Tébar, lugar situado entre Montroig y Penya-roja de Tastavins (versos 910-913 del Cantar). (pàg.82-84)

Sobre monedes trobades, faig un resum del més important:

Los hallazgos de monedas en El Morrón y alrededores han sido corrientes durante mucho tiempo, recordándose especialmente entre los habitantes del pueblo las monedas ibéricas con busto y caballo. Salvador cita monedas de plata y cobre con los emperadores Trajano, Constantino, Cayo César y Filipo Augusto.

En la bibliografía actual sobre la numismática ibérica es conocido el hallazgo de un as de la ceca de Orosi, del grupo de los tres delfines, que por la distribución de los hallazgos parece que puede localizarse en el Bajo Aragón.

La familia Puig, de La Iglesuela, conserva tres monedas:

1.- As de plata de la ceca Bolscan, encontrado en la partida del Cementerio Moro (anv.: busto barbado a la derecha y debajo 'bo.n.'; rev.: jinete con lanza a derecha; debajo. 'bo.l.s.ca.n').

2.- As de plata de la ceca Bolscan, encontrado en un pequeño depósito de monedas de diferentes épocas que apareció al derribar una casa del pueblo (anv.: busto barbado a derecha; debajo, a la izquierda: 'bo.n.'; rev.: jinete con lanza a derecha; debajo: 'bo.l.s.ca.n.').

3.- Pequeño bronce de Constantino II el Joven, encontrado junto al corral de la masía que hay cerca de la ermita (anv.: busto a izquierda laureado; gráfila de puntos en el lado izquierdo; rev.: arriba una corona, gráfila de puntos en el lado inferior derecho; en el centro: 'Constaninu lun. Nob. C.'; en el exergo: 'S.M.R.T.').

Propiedad de Luis Solsona, de Castellón de la Plana:

4.- Mediano bronce de Gordiano Pío, encontrado en la partida de Las Viñas (anv.: busto laureado a derecha, gráfila de puntos en los lados superior izquierdo e inferior derecho; rodeando: 'Imp. Gordianu[s Pi]us Fe [l.] Aug.'; rev.: figura sentada a izquierda, gráfila de puntos en el lado inferior derecho; rodeando: 'P.M.T.[r.P.I] Cos. II P. P.'; debajo 'S. C.').

De procedencia desconocida, aunque tal vez encontradas en El Morrón o sus proximidades, tengo dos monedas:

5.- Follis de Constancio II (Lám. VIII, nº 1) (anv.: busto diademado a derecha; rodeando: 'D. N. Const[antinus P. F. Aug]'; rev.: soldado erguido, armado con un escudo en la mano izquierda y una lanza en la derecha, con la pierna derecha encogida y apoyada sobre una figura recostada en un caballo, tendiendo la mano derecha hacia arriba en señal de súplica; rodeando: '[Fel. Temp. R]eparatio').

6.- Follis de Helena, esposa de Constancio Cloro (Lám. VIII, nº 2) (anv.: busto diademado a derecha; rodeando: 'F. Iul. Helenae Aug.'; rev.: la paz, de pie, con una rama de olivo en su mano derecha y un cetro en la izquierda; rodeando: 'Pax Publica'; en el exergo: 'T.R.S.'). (pàg.85)

Finalment, fa un extens recull dels materials ceràmics trobats: eneolític, bronze, iber (kalathos, kylix), hispano-romana (sigillata, amb segells 'Telamo/Calidi', 'Rasini', 'Murrus') i medieval. [revisar el text]

ARASA I GIL, Ferran (1983): El morrón del Cid (La Iglesuela del Cid). Teruel. Insituto de Estudios Turolenses de la Excma. Diputación Provincial de Teruel. CSIC. Núm.70. Julio-Diciembre. 1983. pp.61-186. roderic.uv.es


romans

En un article sobre l'Arc de Barà, on es tracta d'entendre el seu significat, suggereix que un topònim com el nostre, Portell, podria haver estat originat per un "arc".

¿Qué significa el lindísimo arco romano de Bara, entre el río Gaya (el 'Maïus' de Mela) y la ribera de Foix, en mitad del camino de Torre-den-barra a Vendrell? ?Qué significa en la 'Via Augusta', vía del pueblo romano, ese monumento de proporciones y gusto admirables [...]? ¿Qué significa la circunstancia de que el límite del arzobispado de Tarragona, viniendo desde las cumbres de Brufagaña, Montagud y Santas Creux, se adhiera al Gaya por los términos de Villarodona y Salamó, y de repente huya las márgenes del río entre Salamó y Vespella, para buscar el arco [de Bara] famosísimo y hacerle hito y fin de su eclesiástico territorio?

Significa a toda ley que tan majestuoso arco era el sagrado linde que partía la marina de 'Cossetanos' e 'Ilérgetes'; era un portazgo en el confín de dos regiones, porque todas en sitio semejante y más o menos suntuosos, los tenían como término y puerta, donde se cobraban los derechos de importación y exportación de las mercancías, y de peaje y montazgo, o tenían lugar otras formalidades cuya memoria se ha perdido. Por tales monumentos son muchas las poblaciones españolas que retienen todavía el histórico, expresivo y significativo nombre de El Arco, Los Arcos, Arcones, Arquillos, Arconada, Arches, Puerta, Portilla, Portillo, Portell, Frontera, Término, Terminon, Fin, Fines, Fiñana, Finisterre y Finibusterre. Destruídos los términos (dice Estrabón) que alza la mano del hombre, los lugares continúan reteniendo la denominación que de ellos tomaron, y a siglos y siglos la transmiten.

[FERNÁNDEZ-GUERRA Y ORBE, Aureliano. El Arco de Bara (conclusión). Los pueblos Ilérgetes y los Cossetanos en la provincia Tarraconense. Pàg. 339. Article inclòs en el periodic La Ilustración Española y Americana. Año XIV. Núm. 22. Madrid. Octubre 5 de 1870.] cervantesvirtual.com


En un article sobre l'Arc de Barà, on es tracta d'entendre el seu significat, suggereix que un topònim com el nostre, Portell, podria haver estat originat per un "arc".

LESERA. Los escasos ejemplos epigráficos del área leserense atestiguan el empleo mayoritario de una caliza de color gris, de procedencia local. Esta caliza fue utilizada en la construcción de un monumento funerario turriforme y que forma parte actualmente de la ermita de la Virgen del Cid (La Iglesuela del Cid, Teruel). De esta forma, parece lógico pensar que el taller que trabajó en esta zona se abasteció de la misma piedra empleada en la arquitectura para la realización de los epígrafes. W. Grünhagen apunta a la posibilidad de que existieran canteras en época romana en Ulldecona y Chert, poblaciones situadas en el antiguo territorio del municipio de Lesera.

[CEBRIÁN FERNÁNDEZ, Rosario. Titulum fecit: la producción epigráfica romana en las tierras valencianas. Pàg. 64. Real Academia de la Historia. Madrid. 2000.] books.google.es


romans

"Durante la dominación romana perteneció Morella a la provincia Tarraconense, a la cual se halla íntimamente ligada nuestra historia". I Portell estaria dins també.

[ORTÍ MIRALLES, F. Síntesis de la Historia de Morella. Pàg.16. Ediciones Ortí. Valencia. 1974)


romans Sarthou Carreres cita un parell de ciutats romanes per la nostra comarca:

ADEBA.- Escolano la pone junto a Morella con otra ciudad llamada Atheca. Segura Barreda pesume si alguna de ellas correspondería a Ares, nombre que han podido suponer desciende de aras consagradas á dioses de la gentilidad. En la orografía catalana abundan mucho los collados llamados 'de Ares', palabra relacionada con la cría del ganado caballar y muladar.

BISBARGIS.- Diago, Golcio, Celario, Beuter, Escolano, Marca, LaFuente, Segura y muchos otros historiadores, coincidieron en que fuera la hoy Morella del Maestrazgo. Plinio la sitúa en los 14'50 grados de longitud y los 41'10 de latitud, y en tiempos de este geógrafo encabezaba la importante región de los brigaces (ciudadanos romanos del convento jurídico de Tarragona). El morellano Sr. Segura y Barreda sostiene y razona su arraigada opinión de que su patria no fue Adra-leuka sino Bisbargis; y fustiga á Cortés porque señala para sta antigua ciudad la moderna Forcall. Sin embargo, bastantes años después de publicar el Sr. Barreda su hermosa monografía, unos descubrimientos vinieron á apoyar la opinión del Canónigo. El catedrático valenciano y sabio arqueólogo Sr. Ferrer y Julve, nos dió á conocer el año 1888 los hallazgos de la meseta de la Masía dels Frares, de Forcall, consistentes en monedas ibéricas y romanas, teseras, camafeos y otros objetos que acusan allí la pasada existencia de antiguo poblado (de lo cual dijo un avance T. Llorente en 1887).

[SARTHOU CARRERES, Carles. Geografía general del Reino de Valencia: Provincia de Castellón. p.154. Barcelona. Ed. Alberto Martín. 1913; edició de la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Castellón. Sant Vicenç dels Horts (Barcelona). 1989]


En un curiòs diccionari de 1836, trobem, al volum II:

ADEBA. Las tablas de Tolomeo nos presentan esta ciudad en la región de los ilergavones, la cual ocupaba el espacio que media entre el río Idubelda, hoy Mijares, por la costa del Mediterráneo a la orilla del Ebro, hasta la villa de Mora, que era término de la Ilergavonia y principio del campo sedetano. Adeba estaba al oriente de Traiguera, y a su norte; y por estas dimensiones, y por la identidad de su nombre con Batea, a esta villa antigua corresponde la Adeba. He dicho identidad de su nombre, pues Batea no es sino el mismo nombre Adeba o Ateba, leíodo a lo oriental o por anagrama. Adeba y Bateba son sinónimos y hebreos; y Adeba quiere decir el 'arca' y Bateba 'en la arca', solo que en Adeba la letra 'thau' se ha transmutado en delta, o la T en D, cosa frecuentísima; y de Bateba ha quedado Batea.

CASTRA AELIA. No hubiéramos sabido jamás la existencia de esta población en tiempo de la guerra Sertoriana sin el feliz hallazgo del fragmento de Livio, publicado por Giovinazo. Refiere allí dicho historiador que Sertorio, mediante un asedio de cuarenta y cuatro días y grande pérdida de soldados, había tomado a Contrebia. Es cosa sabida por Julio César que los celtíberos, en la guerra sertoriana, abrazaron el partido de Metello y de Pompeyo; así como la Edetania e Ilergavonia y Contestania siguieron el de Sertorio; y también que, según Estrabón, su muerte fue en terreno edetano, arrojado de la Celtiberia (a Celtiberia ejectus). Dejó, pues, en Contrebia de guarnición a L. Insteio, y él se dirigió con su ejército a las cercanías del Ebro, y habiendo construido tiendas de invierno junto a la ciudad llamada Castra Aelia, él mismo no habitaba en la ciudad, sino en las tiendas; y durante el día presidía el congreso que había reunido de las ciudades que le eran afectas (Hibernaculis secundum oppidum quod Castra Aelia vocatur aedificatis, ipse in castris manebat, interdium conventum sociarum civitatum in oppido agebat). Esta ciudad, en que tenía tanta seguridad y confianza, no era celtíbera; y estando cerca del Ebro debía ser o edetana o ilergavona: ambas regiones tocaban en el Ebro. Según estas conjeturas locales, yo estoy persuadido que Castra Aelia corresponde a la actual Morella. Esta está en terreno edetano, limítrofe del celtíbero y del ilergavon; está cerca del Ebro en situación fuerte; y su actual nombre Morella es sinónimo de Castra Aelia, pues se compone de Murus Aelia, y todo junto, Morella, así como de Murus vetus se derivó el nombre de Mor-vedro y Murviedro. Bien sé que el P. Diago opinó que Morella o Murella se llamó Biscargis o Brigantium; pero sobre no dar razón alguna de su aserción, sabemos que Biscargis no estuvo en Morella, sino en For-Call [sic], y que el río Bergantes no tomó su nombre de Brigantium, ciudad no mencionada por ningún antiguo, sino de Biscargis.

BISCARGIS. Tolomeo nos ofrece esta ciudad en la región ilergavona. Ni es el único que la ha mencionado, pues antes que él nos refiere Plinio a los bigargitanos o bisgargitanos entre los pueblos de ciudadanos romanos del convento jurídico de Tarragona, donde hay que notar la variante Biscargis y Bigargis. Algunos, Celario entre ellos, han opinado que era Morella; pero teniendo yo por cierto que Morella se llamó Castra Aelia, fui de parecer algún tiempo que Bisgargis era la villa de Gandesa, que además de ser antigua, está en terreno ilercaon, y las últimas sílabas de Bi-gargis son las que han quedado en el actual nombre de Gargesa y Gandesa. Pero mirando con reflexión la longitud que da Tolomeo a Biscargis, que es la más occidental de todas, me parece más probable su reducción a Forcall, villa antigua, con un castillo arruinado a la orilla del bercantes ó Bergantes, residuo del Biscargis. Su descripción se puede leer en D. J. A. Cavanilles. En Golzio se ve una moneda, Mun. Biscargis. Celario la menciona en su Geografía antigua.

[CORTÉS Y LÓPEZ, Miguel (1826): Diccionario Geográfico-Histórico de la España Antigua, Tarraconense, Bética y Lusitana, con la correspondencia de sus regiones, ciudades, montes, ríos, caminos, puertos e islas a las conocidas en nuestros días. Tomo II. Madrid: Imprenta Real, 1836.] books.google.es


Efectivament, aquesta moneda de Biscargis apareix citada en un llibre del tresor d'Hubert Goltzius, però, malauradament, no hi ha imatge. Aquest llistat du per títol: "Coloniarum, municipiorumque romanorum nomina et epitheta".

MVN. BISCARGIS. Num. Germanici Caesaris

Nota: Aquest Germànic podria ser Germanicus Iulius Caesar (15 aC - 19 dC), nebot de l'emperador Tiberi, a més de ser pare de Calígula i Agripina, la mareavi de Neró. [Viquipèdia)

[GOLTZIUS, Hubert (1579): Thesaurus rei antiquariae huberrimus: ex antiquis tam numismatum quam marmorum inscriptionibus pari diligentia, qua fide conquisitus ac descriptus, & in locos communes distributus, per Hubertum Goltzium herbipolitam venlonianum civerm romanum. Antuerpiae: Ex officina Christophori Plantini, Archirypographi Regij. M. D. LXXIX.] books.google.es


romans

Sarthou parlant de les vies romanes cita a tal efecte a Antonio Chabret, "Las vías romanas en la provincia de Castellón" ens diu que per la província passen quatre vies, i afegeix un plànol per on aquestes anirien:

Cuatro vías romanas tenían su trazado en nuestra región, y éstas fueron:

1ª LA VÍA AUGUSTA, que iba desde 'Dertosa' á 'Saguntum'. [Mirant el mapa seria més o menys la carretera que passa per Sant Mateu, Salsadella, les Coves, Cabanes, la Pobla i Borriol]

2ª  VÍA DE LA COSTA. [segons el mapa fet per Huguet, prop de la mar, més o menys per la nacional N-340 i autopista A7, per Vinaròs, Benicarló, Alcalá de Xivert, Torreblanca, Orpesa, Benicàssim, Castelló, Almassora i Borriana]

3ª La que desde CÉSAR-AUGUSTA (Zaragoza) pasaba por  Alcañiz y por Bisgargis é iba á enlazar con la Via Augusta en 'Intibilis'. [una mica més avall afegeix:] Prueban su paso por esta provincia los innumerables caminos que desde todos puntos afluían á Forcall. Y las ruinas, estudiadas en sus inmediaciones, hablan elocuentemente de la importancia que tuvo Bisgargis, que venía á corresponder con ocas diferencias, según manifiesta el Sr. Chabret, á la población acabada de citar. En Morella, dice, hay una tradición itineraria, y, paralela á la actual carretera que pasa cerca de Vallibona, trazábase la calzada romana. Bien es verdad que el mismo Sr. Chabret concluye este punto lamentándose de la falta de estudios é influencia de datos para llegar á la determinación y desarrollo de esta vía. [segons el mapa fet per Huguet, aniria per on va l'actual nacional N-232 que uneix Morella i Vinaròs, però de Morella a Alcanyís aniria per Forcall]

4ª La calzada antigua de Aragón, que partía de 'Saguntum', pasaba por 'Segobriga' [Segorbe] y por Teruel, é iba á Calatayud. [segons el mapa fet per Huguet, aniria per on va l'actual nacional N-234, que uneix Sagunt amb Terol, passant per Sogorb i Viver]

SARTHOU CARRERES, Carles. Geografía general del Reino de Valencia: Provincia de Castellón. p.189. Barcelona. Ed. Alberto Martín. 1913; edició de la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Castellón. Sant Vicenç dels Horts (Barcelona). 1989]


romans (romanització, vies i fronteres)

Desembre, 30. En la Gaceta de Madrid del 30 de desembre de 1862 trobem la transcripció d'un discurs de D. Aureliano Fernández Guerra y Orbe on parla d'història. Cita Portell i el vincula en territori de frontera tribal:

REAL ACADEMIA DE LA HISTORIA. Discurso en contestación al de D. Eduardo Saavedra en su recepción como académico de número, por el Sr. D. Aureliano Fernández Guerra y Orbe (Véase la Gaceta de ayer boe.es).

[...]

Con oportunidad ha escogido el Sr. Saavedra los caminos romanos para asunto principal de su discurso. Los itinerarios nos dan colocadas las ciudades según la posición respectiva de unas con otras, y muchas veces anotada la distancia intermedia, generalmente con exactitud, y cuando no, de manera que la ciencia crítica auxiliada de la matemática logra discernir los errores y deshacer la confusión introducida por los copiantes. Si la geografía es uno de los clarísimos ojos de la historia, el estudio de los caminos romanos es el apoyo más seguro para reconstruir la antigua geografía.

Roma, como Potencia continental y que presumía de eterna, puede decirse que resolvió en España cuantos problemas de explotación y dominio son imaginables. Cubrióla de una red caminera, más densa en Andalucía y Galicia por ser más ricas; menos apretada en Cataluña y Valencia por la comunicación del mar; con anchas mallas en el no fértil centro de la Península, y en Portugal con los nudos únicamente precisos para conservar el Imperio. Construida hace veinte siglos coincide casi siempre con las arterias abiertas hoy para la comunicación y el tráfico.

Una idea muy exacta de semejante red podemos formar en vista del oportuno mapa con que el Sr. Saavedra ilustra su discurso, bien que nuestro compañero se limite a fijar las poblaciones y casas de posta que resultan de los Vasos apolinares y del Itinerario de Antonino Caracalla. Por este precioso índice geográfico del siglo III, nos son conocidos 34 caminos españoles militares, con extensión de 296 puebos y mansiones, número que aumentan las grabadas en los Vasos apolinares, descubriéndonos diversos atajos.

Pero téngase muy presente que no eran éstos en la edad romana los solos caminos de la Península. De otros muchos no incluidos en el Itinerario de Antonino hay noticia ya por aisaldas referencias de Estrabón, de Plinio y algunos historiadores, ya por la colección de itinerarios que hizo el anónimo de Ravena, ya por memorias epigráficas, o por elocuentes vestigios que de vez en cuando se muestran a los ojos del atento viajero. Los Vasos apolinares nos han indicado el oportuno atajo de Castulo a Libisosa. Estrabón menciona la primitiva calzada que desde Tarragona, por Egelastas y el campo Espartario, Cláston y Obúleon, venía a parar en Gádir; y la que partiendo de Tárraco entraba por los términos de Ilerda, Osca y Pompelona hasta llegar a Idanusa, orillas del Océano, frontera de las Españas y Aquitanias. Plinio recuerda el camino de Córdoba por Espejo, Baena, Alcaudete, Campotéjar, Hiznalloz y Guadix, al único puerto de los bastitanos en Urci (obvia Bastetaniae vergentis ad mare); Hircio señala patentemente la carretera de Córdoba a Carteia por Ventipo, Márucca y Munda. El Ravenante inventaria las del Norte de España por el centro de Astúrias; y por las marinas, desde el Miño al Vidasoa; desde el Júcar hasta el río Almanzora y la costa de Adra; varias de Navarra y Aragón importantísimas como las de Contrebia y Segóbriga; y otras interesantes de Anadalucía, como las de Saguntia, Asido, Saepo, Urso y Aratispi. Sabemos por inscripciones el camino que, desde las márgenes del Pisuerga a las del Nervión en Portugalete, cruzaba las tierras de los Cántabros y Autrigones llevando corridas 180 millas en Otáñez; y también quizá el de Sevilla a Málaga, tocando en Ronda la Vieja. Finalmente, grandes vestigios de calzada romana, de que no hay memoria en antiguos escritores, reconocieron Cornide, Velázquez, el Canónigo Lozano, el Abate Hervás y otros eruditos, desde Alcalá de Henares hasta Cartagena, tocando en Cabeza de Griego, de Moron a Osuna, de Segorbe a Teruel; y yo mismo los he descubierto juntamente con fragmentos de miliarios entre Espejo, Castro del Río y Baena, donde una de sus principales calles todavía se nombra de la Calzada.

¿Y cómo, siendo tantas, en el Itinerario de Antonio Caracalla dejaron de anotarse? Importa decirlo. Aquel índice está muy lejos de haberle formado la curiosidad para solo guía de los caminantes; es nada menos que el registro del Pretor, donde aparecían las vías públicas costeadas por el presupuesto general del Estado. Fáltanle, pues, todas las vecinales y provinciales, cuya conservación tocaba a los municipios y colonias inmunes; y considerando bajo su verdadero punto de vista ese documento, desaparecen las dificultades que de otro modo asaltan a quien le estudia por muy diferente prisma.

[...]

A maravilla supo la sagacidad romana comprometer el entusiasmo de los íberos en grandes obras, aparentando celo por el bien y seguridad de sus territorios más fructíferos, de sus comarcas metálicas y de sus plazas comerciales. Pero nunca abrió ni permitió abrir un camino atendiendo al bien individual, sino a la mayor conveniencia de la señora del mundo; jamás como ahora para el desarrollo de privados intereses, antes consultando los de la dominación y el de proporcionar inmensos recursos al pueblo romano. Tuvo puesta siempre la mira en unir los puntos militares y estratégicos, facilitando su pronto y mútuo socorro, y las vías públicas y las carreteras de segundo y tercer orden eran para las colonias y conventos jurídicos lo que las venas y arterias para los miembros humanos, por las cuales se dilata providencialmente la sangre y la vida.

Nada menos que dos siglos de feroz lucha, perdiendo hoy lo que se ganó ayer, y desesperando a veces de ver asegurada la conquista, había costado a los romanos someter y colonizar las Españas. Lográronlo merced a estar pobladas y divididas por multitud de tribus independientes entre sí, poseedoras de pequeño territorio, sin lazo ninguno que las uniese, con lengua, costumbres y ritos desemejantes; cuales venidas del helado septetrión, cuales del libio llano, no pocas de los medos y persas, muchas más de egipcios, fenices y griegos; cazadoras las unas, pastoras las otras, agricultoras o industriales éstas, aquellas mineras y traficantes. Ardiendo en celos y altercados de vecino, y siempre con el temor de que pudiera crecer y prosperar la tribu más cercana, jamás desperdiciaban ocasión ni pretexto de disputarse el aprovechamiento de un monte o la fortaleza de un peñasco, ni de saquer y oprimir a la débil o descuidada, cuándo de propia cuenta y riesgo, cuándo en alianza con otras poderosas o atrevidas. De idéntico sistema hubieron también de echar mano contra los mismos españoles, ahora Cartago, ahora Roma; y haciendo arma de la mitad de ellos contra la otra mitad, y guerreando tan inesperadamente al aliado como aliándose con el enemigo, pudo el Capitolio enseñorearse al fin sobre los despojos de dos siglos, y consumar una conquista que tanto le había costado ella sola como la de todos los pueblos y naciones. "España, dice Floro, antes fue amarrada por los romanos que ella lo pudiera recelar, y la única entre todas las provincias que después de vencida, conoció su valor y su fuerza".

Importábale mucho a Roma, en su astuta y previsora política, no destruir las bases de aquella honda división y consiguiente enflaqueamiento, y evitar a todo trance que ya la identidad de leyes y costumbres, ya la de lenguaje o religión pudieran llegar algún día a fundir en una tantas y tan diversas gentes. Tales miras interesadas eran fáciles de cohonestarse [sic, aparentar honestidad] con el esplendoroso y magnífico disfraz de respetar y hacer prevalecer el derecho. Erigióse, pues, el Senado y pueblo romano en tutor y guarda de la seguridad, de la libertad y especial gobierno, usos y costumbres de cada tribu; rara vez les amenguó sus fueros y extremadas franquicias; aunque aventajase en mucho a las peculiares de la metrópoli del mundo; y afianzóles la posesión de su mal cortado territorio, amojonándole con eternos límites.

Con esto, con proporcionar las obras públicas hermosura y comodidad a las ciudades y ocupación a los braceros, y con ver en cada pueblo afianzada su preponderancia determinadas familias, imaginábanse los españoles una selva de nacionalidades independientes y de confederadas Repúblicas, bajo el protectorado, es decir, bajo el yugo de Roma. Sin embargo, la voz de la patria no estaba muerta; y la Providencia iba disponiendo el lazo santísimo que, por la verdad cristiana, había de fundir en una sola y grande tan diversas y mal avenidas tribus.

De aquella gran mensuración del orbe de la tierra, a que antes aludí (que ejecutó Agrippa por mandato de Augusto, y Vespasiano rectificó después al dar a las Españas el derecho latino), resulta un gran elemento para adelantar el estudio de nuestra antigua geografía. En los puntos de frontera, especialmente donde tocaba en camino romano, cada tribu, al fijar los mojones y términos, hizo alarde y ostentación de los símbolos y enseñas con que se diferenciaba de las otras gentes. El Término, deidad antigua, fundamento de la propiedad, de la familia y de la nacionalidad, representábase en España por monumentos o simulacros, expresivos y de origen, ya de alianza, ya de culto, representando unas veces el toro, acaso de recuerdo sirio y egipcio, otras la africana sierpe, ahora el cerdo de los celtas o el lobo de los íberos, ahora el caballo y el elefante de los púnicos, bien el águila romana, el león, el oso, el ciervo, el perro y la corneja. ¿Qué otra cosa que piedras terminales son el ídolo de Miqueldi, y los toros de Guisando, de Talavera la Vieja, de Avila, Segovia, Toro y Salamanca, sobre cuyo objeto y significación tanto se ha delirado?

También solía colocarse en el límite un sagrario, un templo, un ara, una estatua, un arco, un poste con inscripción, y aún solo una mal desvastada piedra. La misma costumbre recuerda Estrabón en otros países, al discurrir sobre el nombre de las Columnas de Hércules, y trae por ejemplo que los de Regio colocaron en su estrecho una columna opuseta a la torre de Peloro, y que las aras de los Filenos se alzaban casi en medio de la Sirtes. Con este motivo observa el insigne geógrafo cuán apropiadas lindes naturales de las regiones son las montañas y márgenes de los anchurosos ríos, y que allí, por lo tanto, se colocaban señales. Y afirma que, destruidos los términos alzados a mano, los lugares continúan reteniendo los nombres que tomaron de ellos, y para siempre quedan fijos en la memoria de las gentes.

Hé aquí, Sres. Académicos, una guía firmísima, que para reconstruir nuestra antigua geografía no se ha seguido hasta ahora; y cuenta que pasan de tres mil y quinientos en España los pueblos y sitios conocidos que de tales simulacros han tomado el nombre; sitios que, estudiados por mí, hallo que casi todos resultan en límite de región:

Las piedras terminales con figura de elefantes, caballos, becerros o jabalíes que hoy existen y son conocidas, se encuentran en los puntos siguientes: Beja y Évora en Portugal; Linares de Jaén; Segorbe; Toledo, Talavera de la Reina, Alcoba, Torralba de Oropesa, Talavera la Vieja; El Molar, Becerril de la Sierra, Guadarrama, Balsaín; Segovia, Coca; Santo Domingo de las Posadas, los Yecgos, Mingorría, Flor de Rosa, Ávila, La Serna, Munochas, el Puerto de Cebreros, Guisando, el Berraco, San Juan de la Torre, Muñana, Villatoro, Bonilla de la Sierra; Puerto de Baños, Monleón, los Lázaros, Palomares, Tordillos, Contiensa, Ledesma, Salamanca, Lumbrales, San Félix de los Gallegos, Ciudad-Rodrigo; Toro; el ídolo de Miqueldi en San Vicente de Durango; Urrache, Mañaria, Mamoitio, Ayura, Irure y Cangoitia.

Los nombres de pueblos y sitios que en sí llevan indicación terminal, y que suben al considerable número arriba indicado son estos:

De límite en absoluto.- Término, Terminon, Linde; Mota del Cuervo, Mota del Marqués; Frontera, Fronterira, Frontada, Frontón, Frontal, Villafronte, Villafrontín; Contreras, Contrasta, Collado de Contreras. [jo afegiria Bordón i Luco de Bordón; si té raó, no descartar la Mata)

Con relación al principio del territorio.- Puerta, Portilla, Portillo, Portiella, Portela, Portell, Porta, Jana; y sus compuestos. Portavedra. Portaspana (Porta Hispana); Cabeza, Cabezo, Cabezón, Las Cabezas, Cerro de las Cabezas, Cabeza de Vide, Cabeçao.

Con relaciónal fin del territorio.- Fin, Fines, Flix, Fiñana, Finisterre, Finibusterre; Extremo, Extremoz, Extremar, Extremera, ExtremiÑana, y sus análogos; Rabera, y las sierras de este nombre.

Como defensas en la frontera.- Salvatierra, Salva, Salvador. Salvadura, Salvaleón; Franca, Francos, Francon, Franqueira, Franquezas, Torrefranca, Villafranca, Villar de Francos, Villafranquezas; Escusa, Escúsar, Excúzar, Villaescusa; Monreal, Montreal, Monroi, Monterey.

De señales naturales.- Monte sacro, Monsagro, Montejaque, Monsanto, Monte de Fano; Pena, Penela, Penilla, Peña, Piedra; y sus compuestos Pena grande, Penáguila, Penalba, Penalonga, Peña rubia, Peñamil (itum), Peñaranda, Piedra alabada, Piedras luengas, Piédrola, Pedrera, Sopenilla, Sopeña, Juslapeña, Alpedrinha, Pennamacor, Pedrogaõ Grande, Pena Covo.

Mojones vulgares.- Piedrahita, Piedrafita, Parafita, Piedra escrita, Piedra picada, Piedra veya, Navalapiedra; Hita, Hito, Hituero, Fito, Fitero; Pilar, Pilares, Pilar horadada; Padrón, Padrones; Paredes, Paredones; Caboredondo, Valdecantos; Arco, Arcos, Arcones, Arquillos, Arconada, Arches, Fuente arcada.

De objetos religiosos.- Jano, Fano, Saceruela, Sacras, Sacrana, Sacramenia; Altares, Altarejos, Valtarejos; Ara, Area, Arega, Arija; y sus compuestos Arena (ara arenca), Araceli, Aragosa, Aregos, Arahal, Arvela, Aramendia (ara del monte), Agramunt (ara montis), Aramil (ara militum), Aranja, Aranchas, Aranda, Arandilla, Aranga, Arango, Arauzo, Aranjuez (ara Jovis), Arapiles (ara pilci o ara Palladis), Aravaca (ara vacua), Arouca, Arantia, Arifana, Aravales, Aravalle, Aravere, Arazuri (¿ara blanca?), Aralonga, Areosa, Arosa, Lara (la-ara), Laranga, Lara nueva, Lardecans (la ara de canes), Campo de Aras, Torre Lara, Val de Arenas; Monumenta, Moimenta, Moimentos.

Simulacros.- Busto, Bustares, Valdebustos, Muñecas, Moñeca, Villanueva de Muñeca; Toro, Torina, Torete, Toriello, Toron, Toranzo, Toriñon, Toril, Taurega, Becerra, Becerril, Becerrilejo, Becerrero, Buey, y sus compuestos, Montora, Montoro, Montorio, Villatoro, Villar de Turiellos, Real de Becerro, Boicorto, Carcabuey, Mombuey, Cabeza de Buey, Villacalabuey, Villar del Buey, Villar de Bacas; la Sierpe, Serpiao, Serpedo, Serpos, Serpis, Serpaõ, Anguis, Anguita, Anguela, Anchis, Anchuela, Colubra, Culebras, Culebrinas, Culebrón, Drago, Dragonte, Dragonera, y su compuestos, Montanches (mons anguis), Villadangos, Mondragon; Cabra, Cabron, Cabrejas, Cabranes, Cabrera, Cabrita, Cabrella, Cabrela, Cabrillas, Cabrito, Cabredo, Cabril, Cabrojo, Valdecabras, Villacabrera, Morueco, Chiva, Carnero, Carneril, Carneruelo, Navalcarnero, Villaneuva del Carnero; Cerda, Cerdon, Puerca, Puerco, Lechon, Apricano, hirus o Irus, Javalí, Barraco, Berraco, Barrueco, Berrueco, Berruezo, Berroci, Burruezo, Berracón de Piedra, Berrocal, Berrocalejo, ¿Barrachina?, Castil de Berruecos, Pinilla de Berruecos, Cerdedo, Porcal, Porcar, Porcariza, Porqueriza, Porquerizo, Porquera, Arroyo del Puerco, Villar del Puerco, Torre de la Puerca, Sotocochino, etc.; Lobo, Lopon, Lobas, Lobaton, Lobillos, Lobeznos, Lobera, Lopera, Cabeza de Lobo, Cerro Lobo, Valdelobos, Villalobos, Villalobos, Villalobar, Villar de Lobos, Torrelobera, Torrelobaton, Lupion, Lupiana, Lubia, Puerto Lope, Guadalupe; Caballo, Caballero, Yeguas, Cabeza de Caballo, Navalcaballo, Valde Yegua, Villar de la Yegua; el elefante, de que hay varios simulacros, ha sido confundido por el vulgo con el toro, ya con el berraco, de aquí los Toros de Guisando y el Berracon de Piedra en Cercedilla; Perro, Perroa, Perrin, Perroco, Espinazo del Perro, Espinazo del Can, Navalcan, Balluercanes, Villa de Canes, Villar de Canes, Candelada, Cande pajares, Candorca (can d'horca), Candilechera, el León, Cerro León, Monte León, Monleón, Montaleón, Oso, Osón, Osona, Osorno, Osuna, Osunilla, Valdeloso, Candosa; Aguila, Aguilón, Aguilera, Aguiar, Aguilar, Aguilarejo, Cabeza del Águila, Villar del Aguila, Buitre, Buitron, Buitrera, Butron, Butrera, Cuervo, Cuerva, Corvatón, Corvin, Corvera, Mota del Cuervo, Montecorvan, Navalcuervo, Cáravo, Cáraves, Caravias, Corneja, Cornejo, Cornejos, Cornejuela, Villar de Corneja, Puerto Mochuelo, Milano, Milanillos, Milanera, Torremilano, Torremilanera, Alcon, Alconcillo, Alconada, Gimialcon, Peñaalcon, Alcotan, Gailan, Gabilanas, Paloma, Palombera, Palomera, Palomar, Urraca, Urracal, Urraca Miguel, Valdeurraca, Pajaron, Pájaros, Pajareros, Pajaroncillo, Liebre, Lebrancon, Ciervo, Cierva, Cervon, Cervilla, Cervanta, Cervantes, Cervillejo, Cervatos, Cervera, Cerveruela, Cebrecos, Villaciervos, Villar de Ciervos, Cebral, Cebreros, Cebrones.

[...]

Pues esos nombres terminales son más frecuentes a la inmediación de un camino romano. Porque hay que decirlo de una vez: entonces los caminos eran medio de publicidad, como los periódicos hoy. A uno y otro lado ofrecían sepulcros, monumentos, edictos, memorias de beneficios hechos a la provincia, cuanto divirtiendo de la fatiga al viajero, convenía que no fuese ignorado. ¿Y qué sitio más a propósito que un camino, una encrucijada, una plaza pública? Así, no es raro encontrar en los itinerarios que han llegado a nosotros, 'mansiones' o 'mutationes' (como si dijéramos mesones o casas de posta) que en su nombre están indicando que allí comenzaba la frontera; y que por ser ésta sagrada, como lo eran todas, o tenía un bosque dedicado a la divinidad o un santuario con el privilegio de asilo para los criminales. Harto lo prueban las mansiones que vemos llamarse Ad Fines, Ad Turres, Ad Aras, Ad Statuas, Ad Aquilas, Ad Pérticas, Ad Ansam, Ad Lápidem, Ad Lucos, Ad Asyla, Ad Hérculem, Ad Palem, Ad Matrem Magnam.

Pero vuelvo a mi propósito. La grande empresa de reconstruir la geografía española solo puede llevarse a cabo combinando acertadamente los muchos elementos con que ya contamos en el día. Para ello es fuerza traer al papel datos de diferente índole, compararlos y deducir la verdad del mayor número de pruebas. De casi todos los geógrafos antiguos hay que formar dos mapas: uno, siguiendo con fidelidad la mente del autor, y otro, fijando los lugares citados por él, cuyo sitio ha llegado a ponerse fuera de duda. El mapa de Mela nos describirá minuciosamente las marinas; el de Plinio ofrecerá la división política y judicial de España; los Vasos apolinares, los itinerarios de Antonio Caracalla, y del anónimo de Ravena y el Periplo de Marciano presentarán la España militar; el mapa de Estrabón, los verdaderos centros de producción agrícola, comercial y minera; Ptolomeo nos dirá minuciosamente las entes y naciones que la habitaban, y Silio y Avieno sus memorias primitivas. Importa además levantar cartas de los despoblados, de los pueblos y sitios terminales y de los que tienen o han tenido inscripciones geográficas, prueba la más eficaz de todas. La carta de inscripciones puede lograr hoy la perfección apetecible gracias al celo y diligencia de nuestro docto compañero el Sr. D. Emilio Hübner, que con su "Viaje Epigráfico", llevado a cabo en el espacio de dos años, ha sabido separar las verdaderas de las falsas, rehabilitar las que sin razón habían caído en descrédito y resolver con este auxilio muchos puntos geográficos interesantes. ¿Y qué diré del mapa numismático, donde aparezca el nombre de cada pueblo con los diferentes carácteres y con la verdadera expresión que ofrecen sus medallas? Documento oficial, éstas, lo mismo que las inscripciones, esclarecen los viciados textos de historiadores y geógrafos, y en la semejanza o afinidad de los alfabetos muestran el parentesco y enlaces de las tribus. Entre vosotros se sienta el entendido y sagaz anticuario que hace reverdecer en nuestro siglo los hermosos lauros de los Flórez, Bayeres y Velázquez.

Pero como en toda investigación se ha de proceder siempre de lo conocido a lo desconocido, necesitamos poseer un buen mapa eclesiástico de la edad media y otro de los límites de los Obispados góticos, según las noticias que nos ha transmitido la Hitación de Wamba, apuntamiento oficial de fines del siglo VII, interpelado en el XII con ruda minerva y ánimo codicioso. Lejos de ser fantásticos y arbitrarios los nombres de parroquias en semejante documento citadas, estimense reales y verdaderas la mayor parte, y guía finísima para evidenciar las antiguas regiones. ¿Cómo fingirlos todos, habiendo interés en mezclar a lo mucho verdadero lo poco falso para darle vigor y autoridad? ¿Cómo han de ser fingidos todos, cuando los más de ellos se conservan aún, conviniendo con las regiones de Ptolomeo y chancillerías de Plinio y las comarcas recorridas por Estrabón? [...]

Si la Hitación de Wamba patentiza que limitaban el obispado de Segóbriga las iglesias parroquiales de Morale, Breca (la Arbaca de Estéfano Bizantino y la Daruca de los árabes), Tarabella, Alpont, Obvia, Musvetum y Toga (Monreal, Daroca, Taravilla, Alpuente, Olla, Murviedro y Toga), ¿quién arrancará las glorias de Segóbriga a la moderna Segorbe? Entonces recordaremos que Polibio, en el libro tercero de sus 'Historias', dice estar situado Sagunto (Murviedro) "al pie del monte que divide a los íberos de los celtíberos" y que Plinio llama a los segobrigenses "cabeza y principio de la Celtiberia" ('caputque Celtiberiae Segobrigenses').

[...]

¡Cuanto sabrán decir de esos latinos arcos de Bará y de Cabanes, levantados para celebrar hazañas extranjeras, y siempre vestidos de gala con guirnaldas y flores en nuestras discordias civiles! ¡Cuánto de esos benéficos acueductos y puentes en Segovia y Alcántara, que sin descansar durante 19 siglos prestan todavía servicio al hombre! ¡Cuánto de esos templos gentílicos, levantados para deificar las ciegas pasiones humanas; cuánto, en fin, de esos circos, impío honor de los dioses cuya afrenta publica el amarillo jaramago!

[Gaceta de Madrid. Núm.364. 30 de Diciembre de 1862, pàg. 3-4] boe.es  (hemeroteca: boe.es/gazeta)


 

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