de lo que ocurre en la nación española

España, estás abatida,
¡oh, que mísera nación!
Muchos te están disipando
sin tenerte compasión.

Habitan muchos farsantes,
muy amigos del turrón,
y están chupando la sangre
del pobre trabajador.

Los españoles
han de llegar
que sin camisa
se han de quedar,
porque defraudan
sin compasión
todos los tunos
de la nación.

En España hay mucha gente,
todos se han de mantener,
y aquellos que más trabajan
menos tienen que correr.

Las pagas y cesantías
las aumentan sin temor,
y vamos de día en día,
cada momento peor.

¿Como es posible
que a la nación
llegue el día
de estar mejor?
Si alguno al pobre
va a defensar,
todos le quieren
hacer callar.

Las fábricas y talleres
todos quieren cerrar,
porque son muchos los pagos
y no pueden operar.

Los pobres trabajadores,
en este caso, ¿qué harán?
Verán llegar a sus hijos
y no les podrán dar pan.

Los adelantos
de este país:
todas las artes
están así.
Y los obreros,
¿qué han de hacer
si ellos no ganan
para comer?

La contribución aumenta,
las tierras muy poco dan,
y turbados y aburridos
los labradores están.

Causa mucho sentimiento
y da ganas de llorar
que trabajen día y noche
y no ganen para pagar.

Hay gente, mucha,
que para comer,
y ellos la tienen
que mantener;
los labradores
han de parar
que sin pellejo
se han de quedar.

Los jornaleros del campo,
¡oh, qué lástima que dan!
que con un pan de cebada
van al campo a trabajar.

Una hoz de doce libras
tienen para descansar
y el sol que abrasa sus carnes
tienen para refrescar.

De noche a casa
van a cenar;
la cama buscan
por descansar.
Y aunque las pulgas
les den picor,
ellos no sienten
más que dolor.

Cargan el burro de leña
hasta que no puede andar,
que venga por donde quiera,
el pobre lo ha de pagar.

Válgame Dios, para el pobre
qué penoso es el vivir,
de joven trabajar mucho,
y a la vejez, a pedir.

Veinte y cuatro horas
de renta tienen,
si hablan los pobres
es porque quieren;
si en algún caso
se encuentran mal,
a morir vayan
al hospital.

Cuando vienen elecciones,
los ricos van a buscar
y a los pobres los engañan
con un pedazo de pan.

Cuando los han engañado,
si alguno pide un favor,
les dicen que es un borracho
y lo tratan de enredador.

Los desengaños
así se ven,
lo que hacen éstos
no está muy bien;
los que buscan
es el mandar
y el que no tenga,
vaya a buscar.

FIN

Imprenta de Manuel Palau, D. Blasco de Alagón, Morella. Editat amb "ARIA DE LA VIEJECITA", "PASO-DOBLE FLAMENCO" i "CANTARES".