AGADIR, LA CIUDAD
DESTRUIDA
Letra y música de Antonio y Pedro
PRIMERA PARTE
El día uno de Marzo
a las once y cuarenta de la noche,
en nuestra vecina África
ocurrió esta hecatombe.
Agadir tiene de nombre,
era una hermosa ciudad
de cincuenta mil vecinos
que han quedado sin hogar.
Españoles y extranjeros,
y musulmanes dormían,
muy tranquilos en sus casas
sin pensar lo que venía.
De pronto, muchos notaron
que las paredes temblaban,
caían muebles al suelo,
y se hundían muchas casas.
La luz también se apagó,
y las personas, asustadas,
se encomendaban a Dios,
pues no sabían lo que pasaba.
Los hombres con sus mujeres
y sus hijitos en los brazos
saltaban por las ventanas
y huían hacia el campo.
"Mamá, no me dejes sola",
una criatura gritaba,
mientras que a su pobre madre
la tierra se la tragaba.
Voces que piden auxilio
y mujeres que gritaban,
que llamando a sus hijos
y estos no les contestaban.
Virgen María, ¡qué pena!
Dios mío, ¡cuanta desgracia!
Cuantas criaturas pequeñas
se quedan desamparadas.
Un hombre, desesperado,
entre escombros buscaba
a su hijo de seis años,
pero al niño no encontraba.
De pronto, vio un piececito
que entre las piedras asomaba,
y al estirar, vio a su hijo
con la cabeza chafada.
"Venid, que aquí se oyen voces
de gente que está enterrada"
Son escenas que en la vida
nunca serán olvidadas.
La tierra se abrió de pronto
y muchos de los que huían,
para siempre, en sus entrañas,
como con hambre, metía.
Mil lamentos de agonía
en la noche se escuchaban,
de más de seis mil personas
que quedaban sepultadas.
"Papá, mamá se quedó
allí en casa metida,
y vi como una pared
le cayó cuando ella huía".
Trescientos muertos contaron
al amanecer el día;
más de cuatro mil quedaban
metidos entre las ruinas.
Una colonia de españoles
que habitaba en Agadir,
más de la tercera parte
allí fueron a morir.
Había una pobre criatura
de unos tres años, llorando,
con los bracitos cogidos
entre dos piedras, sangrando.
Su madre, desesperada,
que lloraba junto a ella,
y tuvo que cortarle el brazo
y que con media botella.
Pronto pidieron auxilio,
y que de España salieron
en aviones y barcos
con muchos medicamentos.
También acuden de Francia,
Italia y de Portugal,
para ver si con su ayuda
algo pueden remediar.
Un jefe de Policía
dice que unos quince mil,
entre heridos y muertos
que ha habido en Agadir.
SEGUNDA PARTE
A un tal Pierre Grandet
le sorprendió la Policía
con un bulto sobre el hombro,
que de Agadir huía.
La Autoridad le preguntó:
"Di qué llevas escondido",
y él respondió llorando:
"El cadáver de mi hijo".
Huyendo va la gente,
muchos de ellos van llorando,
diciendo: "¡Válgame Dios!
mi pueblo está destrozado".
Por la calle no se puede
ni tan siquiera pasar,
del olor que hacen los muertos
que lo han podido encontrar.
La Marina americana
presta una gran ayuda,
y en aviones evacuan
a mujeres y criaturas.
España entera se une,
así como su Caudillo,
les mandaremos dinero
para el pueblo destruido.
Pensemos lo que ocurrió
en nuestro Ribadelago,
en Valencia, y como sufren
estos pobres desgraciados.
Muchos musulmanes gritan:
"¡Viva España y su Caudillo!
que han sido los primeros
que han prestado su auxilio"
Maremoto o terremoto,
no importa lo que haya sido.
Recemos una oración
por todos los que han caído.
AMEN * * *No diu el nom de la impremta.
Editat amb "LA CRUZ DE HIERRO". |